La Audiencia de Palma ha reabierto el caso de Pere Barceló, un exsacerdote de 74 años, involucrado en un juicio por presuntos abusos sexuales a una menor en Mallorca. Los hechos habrían ocurrido entre 2007 y 2008 durante sesiones de catequesis. La Fiscalía exige una condena de diez años de prisión, además de una orden de alejamiento de 20 años y una indemnización de 40.000 euros para la joven.
Barceló ya fue condenado a seis años en 2016 por un delito de violación a una niña de 10 años en la misma parroquia en la que ejercía. Durante el juicio actual, mantuvo su inocencia, afirmando: «Ninguna niña o niño se sentó sobre mí». Este caso es significativo en el contexto de la lucha de la Iglesia española contra los abusos, ya que Barceló fue el primer sacerdote expulsado en el país bajo la política de «tolerancia cero».
La víctima, que declaró mediante videoconferencia, mostró evidentes signos de angustia al relatar su experiencia, y fue respaldada por dos expertas en violencia sexual infantil que corroboraron su credibilidad. Los abusos salieron a la luz años después, cuando la joven, ya adolescente, confesó a sus profesores haber sufrido agresiones, una de ellas atribuida al exsacerdote.
Por su parte, el abogado de Barceló solicitó la absolución, desafiando la veracidad de las acusaciones. El acusado se mostró «contento» por poder presentar su versión, explicando que se sintió «desconectado» durante su anterior tiempo en prisión.
El tribunal ha dejado el caso pendiente de sentencia, lo que reabre las heridas de un escándalo que ha dejado una marca profunda en la comunidad religiosa de Mallorca. Mientras tanto, la lucha contra la pederastia dentro de la Iglesia sigue siendo un tema candente y polémico en la sociedad actual.