El sector del transporte ferroviario en España se enfrenta a un periodo de turbulencia debido a la huelga que se ha convocado por parte de los sindicatos de Renfe y Adif, programada para comenzar el 17 de marzo. El motivo de estas movilizaciones radica en el traspaso de Rodalies a la Generalitat de Cataluña, una decisión que los trabajadores consideran mal gestionada y perjudicial para sus condiciones laborales. Los empleados afirman que el Ministerio de Transportes, encabezado por Óscar Puente, ha incumplido acuerdos previos establecidos en noviembre de 2023, los cuales aseguraban la participación continua de Renfe y Adif en la gestión de Rodalies y Renfe Mercancías.
Las protestas se desarrollarán en un contexto de creciente descontento entre el personal ferroviario, que critica la falta de apertura a una mesa de negociación efectiva y la promesa incumplida de salvaguardar la integridad de los trabajadores. Estos hechos han llevado a los sindicatos a convocar una serie de paros, que incluirán una huelga total en fechas clave de la Semana Santa. Además del paro principal, los trabajadores realizarán paros parciales en distintos horarios, lo que afectará gravemente a los servicios de Alta Velocidad, Media Distancia y Cercanías.
A pesar de que Renfe ha propuesto establecer servicios mínimos que permitirían la operatividad de hasta un 81% de los trenes de Alta Velocidad y un 75% en horas punta, los sindicatos argumentan que esta medida viola el derecho a la huelga. La decisión final sobre estos servicios mínimos recae en el Ministerio de Transportes y se espera que se comunique en breve.
El trasfondo de estas tensiones es la intención de la Generalitat de asumir la gestión de Rodalies en 2026 mediante la creación de una empresa mixta que implica un control mayoritario autonómico. Uno de los aspectos más debatidos es la introducción de una filial catalana de Renfe, que se encargaría de absorber a los trabajadores de Rodalies, lo que los sindicatos consideran que podría fragmentar la plantilla y resultar en condiciones de trabajo más desfavorables.
Adicionalmente, hay inquietudes en torno a la posible privatización de Renfe Mercancías, especialmente tras la incursión de la Mediterranean Shipping Company en el sector. Los sindicatos temen una reducción de la participación del Estado en la empresa, lo que podría limitar las contrataciones y afectar la competitividad de Renfe frente a operadores privados.
Con las negociaciones estancadas y la incertidumbre sobre el futuro del transporte ferroviario en España, la situación se presenta crítica. Miles de viajeros se verán afectados por cancelaciones y retrasos que se anticipan en las próximas semanas, lo que pone en evidencia la magnitud del impacto que tendrá esta huelga en la movilidad nacional.