El primer día de 2025 se ha convertido en un auténtico desafío para Renfe, cuyo servicio de trenes de alta velocidad Talgo Avril (serie 106) ha sufrido una grave avería en su sistema informático. Esta situación ha producido la debilidad de la conexión a la red eléctrica de las unidades afectadas, lo que ha provocado la paralización de servicios clave como el AVE y AVLO, en plena época alta de viajero.
Los efectos de esta incidencia se siente en varias rutas importantes, incluyendo las que unen Madrid con Galicia y Asturias, así como vínculos hacia Zaragoza, Barcelona, Valencia, Alicante y Murcia. En total, se habían programado 28 servicios que habrían transportado hasta 14.100 pasajeros, quienes se encontraron con la desagradable sorpresa de un servicio interrumpido. Renfe ha explicado que el fallo se debe a la caducidad de un software de gestión de baterías que ha impedido que los pantógrafos de estos trenes conecten adecuadamente a la catenaria. Este colapso ha sido comparado por algunos a lo que se vivió en el conocido «efecto 2000» en la informática.
A medida que la mañana avanzaba, los retrasos en los desplazamientos superaban los 60 minutos, especialmente en conexiones hacia Asturias. En un esfuerzo por contener la crisis, Renfe comenzó a reubicar a los pasajeros en trenes Alvia y autobuses contratados como solución de emergencia. Aunque por la tarde la operativa mejoró, las demoras seguían siendo notorias para los que intentaban viajar.
La situación ha generado un torrente de críticas no solo entre los usuarios, sino también en el ámbito sindical. Francisco Barros, representante de UGT, ha señalado que los problemas con los trenes de la serie 106 han sido persistentes desde su compra en 2017, argumentando que la elección de proveedores más económicos ha perjudicado su fiabilidad. Por otro lado, CCOO ha calificado a estos trenes como “un desastre” aún en un estado de ajuste.
La responsabilidad de lo sucedido ha recaído en los hombros de Talgo y el proveedor del software, Ingeteam. Pablo Prado, del sindicato de maquinistas Semaf, ha criticado la falta de garantía de un sistema actualizado que no debería presentar fallos, especialmente en fechas críticas de alta demanda de movilidad.
Como medida de urgencia, Renfe ha implementado soluciones temporales, como el cierre de la venta de billetes y un ajuste en el software que permite manualmente alterar la fecha del programa a 2024, lo que ha permitido restablecer algunos servicios. Sin embargo, el daño a la reputación de Renfe y Talgo ya ha sido considerable, dejando a muchos pasajeros frustrados y preocupados por la fiabilidad de los servicios que ofrecen.