A partir del próximo curso escolar, Cataluña iniciará un sistema de cribados en las escuelas para la detección temprana de trastornos del lenguaje y del neurodesarrollo. Esta iniciativa, impulsada por los Equipos de Asesoramiento y Orientación Pedagógica (EAP) en colaboración con los departamentos de Salud y Derechos Sociales, tiene como objetivo mejorar la atención a niños con necesidades específicas antes de que sus dificultades impacten negativamente en su rendimiento académico.
El programa se implementará en tres etapas claves del desarrollo educativo. La primera etapa consistirá en una evaluación de las dificultades del lenguaje al finalizar la educación infantil o al inicio de primaria, un momento fundamental para el desarrollo de habilidades comunicativas y de lectoescritura. La segunda fase se llevará a cabo en tercero de primaria, donde se realizará un cribado específico para identificar casos de dislexia, un trastorno que afecta entre el 5% y el 10% de los estudiantes. Finalmente, en el quinto de primaria y el segundo de la ESO se evaluará a los alumnos que no hayan sido parte de las pruebas anteriores, incluyendo a aquellos que se hayan incorporado a mitad del curso.
Esther Niubó, consejera de Educación, subrayó que la detección precoz es esencial para garantizar el éxito educativo de los alumnos con diversidad neurocognitiva. Sin embargo, expertos en el área advierten que el éxito de esta campaña depende en gran medida de la asignación de recursos adecuados para el seguimiento y el apoyo necesario tras las evaluaciones.
Neus Buisán, logopeda y directora de la Asociación Catalana de Dislexia, aunque valora positivamente la medida, critica que la evaluación para dislexia se realice demasiado tarde. Según Buisán, si no se detecta a tiempo, muchos niños enfrentarán problemas de fracaso escolar, especialmente porque en tercero de primaria ya se exige leer para aprender. También señaló la carencia de un protocolo clínico público para el diagnóstico, lo que obliga a las familias a incurrir en elevados costes en la atención privada.
Actualmente, los diagnósticos públicos se obtienen a través de los EAP, donde las listas de espera pueden extenderse por más de dos años. Buisán subraya la necesidad urgente de una alerta rápida para los niños que presentan retrasos en el habla o en la lectoescritura, algo que debería ser atendido con la misma inmediatez que se concede a los problemas de crecimiento.
Miquel Casas, psiquiatra del Hospital Sant Joan de Déu, señala que en Cataluña existen alrededor de 170.000 alumnos con trastornos del neurodesarrollo, pero apenas uno o dos de cada diez casos logra ser diagnosticado. El sistema actual falla en identificar a quienes más lo requieren.
A pesar del anuncio del Departamento de Educación, entidades como el Colegio de Logopedas de Cataluña expresan que aún no han sido informados sobre los detalles de la implementación del plan. Desde la Asociación Catalana de Dislexia se critica la falta de consulta con organizaciones especializadas, lo cual podría haber permitido obtener soluciones basadas en la experiencia directa con familias y docentes.
Entre las propuestas para mejorar el sistema se incluyen la incorporación de especialistas en los centros escolares para realizar evaluaciones rápidas, la formación de docentes en la detección temprana de trastornos y la implementación de codocencia para proporcionar una atención más individualizada.
El verdadero desafío será asegurar que esta iniciativa no se traduzca solamente en un diagnóstico sin la debida provisión de recursos. Sin un apoyo real, los alumnos seguirán enfrentando desafíos y las familias, luchando contra un sistema que no siempre responde a sus necesidades. La comunidad educativa espera que se clarifiquen los mecanismos para hacer efectiva esta estrategia de inclusión real.