Con la llegada del verano, muchos se preguntan cómo mejorar la higiene y la comodidad en sus hogares. Aunque la tradición sugiere cambiar las sábanas semanalmente, los especialistas en salud y textilería sugieren que este hábito podría necesitar ajustes en los meses más cálidos.
El aumento de sudor y humedad en verano hace que se considere vital mantener las sábanas frescas. Sin embargo, lavar con frecuencia a altas temperaturas puede debilitar las fibras, lo que lleva a un desgaste más rápido del tejido. Como alternativa, algunos expertos recomiendan cambiar las sábanas cada 10 a 14 días. Este enfoque permite que el material respire mejor y mantenga su frescura por más tiempo.
Además, el método de almacenamiento es igualmente importante. Secar las sábanas al aire libre y moderar el uso de suavizantes son prácticas que ayudan a conservar su calidad y a mitigar el efecto del calor. En cuanto a los materiales, las sábanas de algodón y otros tejidos naturales son preferibles, ya que favorecen la transpiración y regulan la temperatura corporal durante las noches calurosas. En contraposición, las sábanas sintéticas suelen retener más calor y humedad, lo que puede resultar incómodo.
Los expertos recalcan la importancia de adaptar la rutina de lavado a las necesidades individuales. Cada persona tiene diferentes niveles de sudoración y preferencias respecto a la comodidad. Por lo tanto, encontrar un equilibrio que funcione para uno mismo es clave durante el calor estival.
La higiene en el hogar sigue siendo esencial, pero realizar algunos ajustes en la rutina de cambio de sábanas puede contribuir al bienestar y la salud, haciendo más llevaderos los días calurosos.