Cada vez más mujeres están optando por preservar sus óvulos como una solución para posponer la maternidad sin sacrificar sus objetivos personales y profesionales. Según la Dra. Miren Mandiola, directora del Laboratorio de Reproducción Asistida en diversas instituciones, este proceso, que tiene una duración aproximada de dos semanas, permite mantener la posibilidad de ser madres en el futuro, ajustándose a las necesidades individuales.
El incremento en el número de mujeres que eligen la vitrificación de óvulos se debe a factores sociales, económicos y laborales que motivan a muchas a aplazar la maternidad. Este método ofrece la posibilidad de conciliación entre vida personal y laboral, permitiendo que cada mujer elija el momento más adecuado para convertirse en madre.
Un aspecto crucial en la preservación de la fertilidad es la edad. La Dra. Mandiola señala que la calidad de los óvulos disminuye con el tiempo, recomendando la vitrificación antes de los 35 años, cuando los óvulos son de mejor calidad. Aunque el procedimiento puede realizarse a cualquier edad, las posibilidades de éxito en un embarazo futuro son mayores en mujeres más jóvenes.
El proceso de vitrificación es relativamente sencillo y se completa en un corto período de tiempo. Incluye varios controles ecográficos y una intervención menor bajo anestesia. En aproximadamente dos horas, la paciente puede regresar a su hogar, y en un par de semanas, el tratamiento concluye con la vitrificación de los óvulos. La tasa de éxito en embarazos por ciclo en mujeres jóvenes puede llegar hasta un 60%.
El perfil de las mujeres que se inclinan por este tratamiento suele ser el de profesionales con carreras consolidadas que desean mantener abiertas sus opciones de maternidad. La doctora recomienda a aquellas mujeres que contemplan la posibilidad de ser madres en el futuro considerar la preservación de óvulos tan pronto como empiecen a pensar en ello, especialmente si sienten que aún no es el momento adecuado.
