En una edición reciente del popular programa televisivo «Batalla de restaurantes», la tensión y las emociones se dispararon durante la fase de evaluaciones, una instancia reconocida por sacar a relucir sorprendentes revelaciones y giros imprevistos. En este episodio, el drama se centró en torno a las puntuaciones otorgadas, desencadenando un momento especialmente emotivo cuando una de las concursantes, sobrepasada por la situación, no pudo evitar derramar lágrimas ante lo que sintió fue una valoración injusta de parte de sus rivales.
El plato fuerte del conflicto surgió justo antes de que el aclamado chef Alberto Chicote emitiera su juicio profesional sobre los establecimientos participantes. La divulgación preliminar de las notas, asignadas entre los mismos competidores, puso al descubierto el difícil momento que enfrentaría Mari Cruz y su restaurante La Vera. Descubrió asombrada una calificación de 3,6, una cifra que poco prometía de cara al resultado final. No obstante, fue el desglose específico de las notas, especialmente la crítica demoledora hacia su cordero asado, su plato estrella de la noche, lo que intensificó el drama.
Mari Cruz manifestó su decepción con visible consternación. «Yo no me merezco esas notas. No han sido humildes ninguno», expresó, criticando duramente a una de sus competidoras que le asignó un cero en la categoría de punto de cocción de la carne, decisión que calificó de inequitativa. Otros aspectos como la calidad de la comida y el servicio también recibieron calificaciones bajísimas, colocando a Mari Cruz en una posición aún más desfavorable.
El climax emocional de la noche llegó cuando Mari Cruz, frente a Chicote y el resto de los empresarios gastronómicos, confesó entre lágrimas la necesidad de mejorar significativamente su restaurante y su equipo. En un acto de sinceridad, compartió un momento de debilidad intentando engañar al chef y al equipo de producción con unas chuletillas, una revelación que sorprendió a todos los presentes. «No era mi día y hasta yo quería salir corriendo», reconoció sinceramente.
Defendiéndose con fervor, Mari Cruz afirmó: «Soy una persona que pongo todo mi corazón. Todos los días me levanto con todas mis ganas y batallo mucho. Ante todo soy muy honesta, muy sincera y muy humilde». Su narrativa reflejaba el sacrificio y la dedicación que implica participar en un desafío culinario que busca coronar el mejor cordero asado en Guadalajara.
A pesar de la apasionada defensa de Mari Cruz y su esfuerzo, la participación de Chicote en las notas finales no alteró el curso de los acontecimientos. Mari Cruz obtuvo el tercer lugar con una calificación de 3,7, un desenlace que dejó una notable insatisfacción y propició un debate acerca de la equidad y la integridad en la competencia.
Este episodio de “Batalla de restaurantes” no solo exploró las habilidades y talentos culinarios de sus participantes, sino que también desnudó la intensidad emocional y el compromiso de aquellos dispuestos a soportar la presión de las cocinas competitivas.
