En un reciente episodio de «Fiesta» emitido por Telecinco, el debate familiar protagonizado por Teresa y Eva Pont, madre y hermana de la modelo Mónica Pont, generó un alto nivel de controversia y captó la atención generalizada del público español. La controversia surgió tras las impactantes revelaciones de Mónica Pont sobre el presunto maltrato sufrido a manos de su padre durante su infancia, detalles que motivaron a la producción a invitar a otros miembros de la familia a compartir su versión de los hechos.
La entrevista, que prometía ser una oportunidad para la reflexión y el entendimiento familiar, se convirtió rápidamente en un tenso intercambio de acusaciones. Eva Pont defendió la postura de su padre y tachó a su hermana de «mentirosa patológica», minimizando la gravedad de sus acciones. Este comportamiento provocó la intervención de la presentadora Emma García, quien hizo esfuerzos por mantener el diálogo constructivo, pero se encontró con una creciente escalada de tensiones.
El momento más álgido de la discusión llegó cuando García, enfrentándose a la desafiante actitud de Eva Pont, perdió momentáneamente la compostura y le pidió dejar el plató, un acto que fue recibido con aplausos por el público. Este incidente subrayó las dificultades de tratar temas delicados como el abuso y la violencia doméstica en el ámbito público, desafiando las habilidades profesionales de los presentadores para manejar estas situaciones con la sensibilidad y el respeto adecuados.
Tras este tenso intercambio, García intentó retomar el tono del programa, explicando a la audiencia los desafíos de discutir temas tan sensibles y expresando su comprensión y frustración frente a la compleja situación familiar. Este episodio no solo destacó los retos inherentes al manejo de disputas familiares en televisión, sino también el rol de los medios en la presentación responsable de historias personales, así como el potencial de la televisión para servir como un espacio para la catarsis y el diálogo constructivo en la sociedad.