En el corazón de Madrid, una vivienda ha capturado la atención y curiosidad de quienes pasan por allí, gracias a un diseño que es imposible de ignorar. Se trata de la extravagante casa rosa de Mario Vaquerizo y Alaska, una pareja emblemática conocida por su originalidad y estilo singular en el mundo del entretenimiento español. La residencia se alza como un claro tributo al «color block», cautivando miradas y suscitando comentarios por su estética tan poco convencional.
Situada en un tradicional barrio madrileño, la casa rosa rompe intencionadamente con la estética clásica circundante. Desde la calle, uno no puede evitar quedar impresionado por su fachada de un rosa intenso que parece brillar bajo el sol, simbolizando a la perfección las personalidades audaces y coloridas de sus propietarios, conocidos por su enfoque audaz de la vida y el arte.
El interior de la vivienda es un despliegue aún más audaz de creatividad. Cada habitación emerge con una paleta de colores sólidos que contrastan abiertamente, generando un espacio lleno de dinamismo y energía. En una sala típica, se podría observar un azul cobalto vibrante cubriendo las paredes, complementado por un techo amarillo brillante y muebles en verdes esmeralda. «Queríamos un hogar que expresara nuestra creatividad y amor por lo distintivo», comparte Alaska.
No solo se trata de la decoración; esta casa es también un epicentro de entretenimiento, con áreas dedicadas a la música, el arte y la camaradería. Como figuras prominentes en la música y la televisión, Mario y Alaska han creado un refugio donde la vida y la cultura son celebradas con frecuencia, acogiendo a artistas, amigos y admiradores en veladas que son tan dinámicas como el entorno que les rodea.
Aunque para algunos, esta residencia enriquece la noción de individualidad y autoexpresión, no todos comparten esta visión. Entre los vecinos más tradicionales se ha generado un debate, ya que algunos prefieren la continuidad de la estética convencional del barrio. A pesar de las críticas, la pareja se mantiene fiel a su iniciativa, defendiendo que el arte, en cualquiera de sus expresiones, es imprescindible en la vida diaria.
Independientemente de las diversas opiniones, la casa rosa de Mario y Alaska sigue siendo un emblema en Madrid, atrayendo a numerosos curiosos y admiradores. Muchos se aproximan con la esperanza de capturar una fotografía o vislumbrar la vida de esta pareja singularmente iconoclasta. Con cada elemento cuidadosamente elegido por su creador, Nacho Canut, este hogar es sin dudas una celebración del color y la creatividad sin límite.