En una reciente maniobra por capturar la atención de los espectadores durante la crucial franja del access prime time, Mediaset ha lanzado «Babylon Show», presentado por Carlos Latre. Esta estrategia busca posicionar el show como líder del segmento, compitiendo directamente con grandes éxitos como «El Hormiguero» de Antena 3, a cargo de Pablo Motos. Sin embargo, la respuesta inicial del público quizás no ha sido la que Mediaset esperaba.
«Babylon Show» se propuso ofrecer una experiencia repleta de humor y diversión, pero a juzgar por las reacciones del público, no ha logrado establecer una conexión fuerte con una parte significativa de los espectadores. Las críticas emergieron rápidamente, señalando entre otros aspectos, un estilo de humor considerado por algunos como anticuado y poco original. Desde su lanzamiento, el programa ha polarizado opiniones, enfrentando una ola de rechazo debido en parte a segmentos específicos y a la selección de invitados, que no parecieron resonar bien con la audiencia.
A través de las redes sociales, las voces de insatisfacción han sido claras, con comentarios que van desde la dificultad para soportar el programa más de un minuto hasta describirlo como motivo de «vergüenza ajena». Algunos internautas incluso han comentado, con un tono de ironía, que el show podría parecer un intento por «autodestruir» Telecinco desde dentro.
Aunque «Babylon Show» contó con la estrategia de atraer audiencias revelando detalles sobre «Gran Hermano 19», este esfuerzo parece no haber rendido los resultados esperados. La comparativa con otros programas, tanto contemporáneos como de antaño, ha sido inevitable, colocando a este recién llegado en desventaja al etiquetarlo de repetitivo y anacrónico.
Pese a esto, no todas las impresiones han sido adversas. Un sector del público ha sabido apreciar el esfuerzo de Carlos Latre al frente del show, así como la calidad de su diseño gráfico y producción. Este respaldo indica que, a pesar de los desafíos iniciales, existe un segmento del público que podría apoyar su permanencia en el aire.
Frente a este escenario, Mediaset se halla ante una encrucijada: reconsiderar la dirección de «Babylon Show» para alinearla más estrechamente con las preferencias de la mayoría, o asumir el riesgo de mantener un formato que, por el momento, no ha demostrado ser competitivo en la intensa rivalidad por liderar el prime time. La decisión que se tome será crucial para el futuro del programa en la contienda por capturar la atención de los televidentes en una de las franjas más disputadas de la televisión española.