Eugenio Jofra Bafalluy, conocido popularmente solo como Eugenio, marcó un antes y después en los escenarios del humor español durante las décadas de los 80’s y 90’s. Su particular estilo de contar anécdotas humorísticas, siempre con un semblante serio, lo convirtió en un icono indiscutible de la comedia. Sin embargo, detrás de las risas que provocaba en escena, Eugenio enfrentaba una vida marcada por el drama personal y las controversias.
Antes de convertirse en la sensación del humor en España, Eugenio había iniciado su carrera en el ámbito artístico en 1965, como parte del dúo musical Els Dos junto a su esposa, Conchita Alcaide. Su vida cambió radicalmente a comienzos de la década de 1980, cuando Conchita falleció de cáncer de garganta a los 41 años. Este evento trágico fue un duro golpe para Eugenio, pero no impidió que se lanzara a la comedia, donde encontró un éxito arrollador.
En su época dorada, Eugenio no solo llenaba teatros, sino que también rompía récords de venta de entradas y casetes de sus actuaciones. Apareciendo constantemente en programas de televisión de gran audiencia, se consolidó como uno de los comediantes más queridos y exitosos del país. Sin embargo, fuera de los escenarios, llevaba una vida llena de sombras, incluyendo batallas contra las adicciones al alcohol y las drogas, las cuales le trajeron graves consecuencias de salud.
A pesar de retirarse parcialmente de la vida pública en la década de los 90, Eugenio nunca dejó de sufrir. Su salud mental se vio severamente afectada tras un ataque al corazón que casi le cuesta la vida, sumiéndolo en una profunda depresión. Fue durante este tiempo que volcó su pasión en la pintura, buscando consuelo en el arte. Sin embargo, la depresión fue una constante lucha para el comediante, que se pensaba frecuentemente en la muerte.
En el año 2001, la vida de Eugenio terminó trágicamente con un segundo infarto que le sobrevino mientras estaba en un restaurante. Tras su muerte, sus hijos revelaron que el humorista había muerto de depresión, una condición que, según ellos, se agravó tras no poder superar la pérdida de su esposa años atrás. La historia de Eugenio es un recordatorio de que detrás de la fachada de risas y éxitos públicos, a menudo se esconden grandes batallas personales. Su legado en la comedia española, sin embargo, sigue vivo, recordado con cariño y respeto tanto por sus contemporáneos como por las nuevas generaciones de humoristas.