La llegada de Matías Almeyda al Sevilla FC ha marcado un punto de inflexión en la historia reciente del club. Desde que asumió las riendas del equipo en julio, el entrenador argentino ha demostrado una capacidad notable para adaptarse a las circunstancias difíciles que atraviesa la entidad. Aunque inicialmente se cuestionaba su falta de experiencia en LaLiga y su escaso recorrido por el fútbol europeo, Almeyda ha trabajado con sabiduría para transformar la dinámica del equipo.

El Sevilla FC enfrenta una de las crisis más profundas de su historia, manifestada en problemas económicos y deportivos que han puesto en duda su futuro. Sin embargo, en lugar de dejarse vencer por la adversidad, Almeyda ha optado por enfocarse en las fortalezas de su plantilla, lo que ha permitido que el equipo recupere un aire de competitividad. Su estilo de juego pragmático y su capacidad para gestionar las limitaciones del plantel han sido clave para revitalizar la moral de los jugadores. Aunque los resultados hasta ahora son humildes —dos victorias, un empate y dos derrotas en los primeros partidos de la liga—, la cercanía a los puestos europeos ha insuflado un nuevo optimismo entre los aficionados.

Uno de los cambios más significativos que ha introducido Almeyda es un sistema defensivo robusto, con una alineación de cinco defensores que fortalece al equipo. Jugadores como Azpilicueta, Nianzou y Marcao han encontrado nuevos roles que les benefician en la estructura planteada por el técnico. Además, figuras como Rubén Vargas han comenzado a resaltar, aportando un gol y varias asistencias en sus recientes actuaciones. La revitalización de otros futbolistas, como Marcao e Isaac Romero, es otro testimonio del impacto positivo de Almeyda, generando un renovado sentido de esperanza en la afición sevillista.

A medida que el equipo continúa su andadura en la temporada, la influencia de Almeyda se hace cada vez más evidente, dejando entrever que la historia del Sevilla FC puede estar en la antesala de un nuevo comienzo.