En la época dorada de la televisión española, durante los años ochenta, Televisión Española (TVE) se embarcó en una aventura sin precedentes en la programación infantil. «La Bola de Cristal», dirigida por la innovadora Lolo Rico, emergió como el fenómeno televisivo que desafió todas las expectativas sobre lo que se consideraba apropiado para el público más joven. Este programa no se limitaba a entretener; se dedicaba a enseñar filosofía y política a sus jóvenes espectadores, mezclando figuras tan dispares como Marx y el Pato Donald, creando un espacio único de aprendizaje y reflexión crítica.
El programa se ubicó en un territorio raramente explorado por la televisión de la época: un espacio donde se fomentaba el pensamiento crítico entre los niños. Con el lema «Solo no puedes, con amigos sí», «La Bola de Cristal» instaba a sus jóvenes espectadores a cuestionar la realidad que los rodeaba, ofreciéndoles herramientas para analizar el poder, el consumismo y la manipulación de los medios. Lejos de ser un espacio minoritario, este programa infantil se convirtió en un éxito masivo, capturando la atención de miles de niños cada sábado por la mañana.
Entre sus aportes más destacados se encontraban los Electroduendes, marionetas que actuaban como comentaristas de la sociedad, criticando con ingenio y acidez el sistema capitalista y la política. Estas marionetas se atrevían a emitir juicios y sátiras que hoy serían impensables en un programa de televisión pública, por el riesgo de ser cancelados o censurados.
Uno de los segmentos más audaces de «La Bola de Cristal» era una serie de entrevistas donde personalidades como Fernando Savater y Santiago Auserón discutían temas complejos de forma accesible para los niños. La premisa era clara: subestimar la capacidad cognitiva de los niños era un error; ellos podían y debían comprender conceptos como la libertad y la anarquía.
La música también jugaba un papel crucial en el show. «La Bola de Cristal» se convirtió en un escaparate para la Movida Madrileña, presentando a grupos y artistas que definieron la banda sonora de una generación. Alaska, una de las figuras centrales de la Movida, no solo presentaba sino que personificaba el espíritu rebelde y transgresor del programa.
Hoy en día, es difícil imaginar un programa de tal envergadura y libertad creativa en la TVE o en cualquier otra cadena de televisión pública. Los tiempos han cambiado y los márgenes para la creatividad y el pensamiento crítico parecen haberse estrechado, dominados por la inmediatez de las redes sociales, la polarización política y el miedo a la controversia. Aquel experimento televisivo, hijo de su tiempo y circunstancias, nos deja preguntándonos qué lugar ocupa el pensamiento crítico en la televisión actual y si es posible replicar una propuesta de tal magnitud y libertad en nuestros días. En retrospectiva, «La Bola de Cristal» no fue solo un programa para niños, sino una escuela de pensamiento crítico y una invitación a cuestionar el mundo.