El Nombre de las Brujas en Euskera: Un Viaje a la Sabiduría Ancestral


En el norte de España, específicamente en el País Vasco, una palabra ha generado intriga durante numerosos siglos: «sorgiña». Este término, que para muchos se asocia con imágenes típicas de brujería y misticismo, evoca una historia más rica y compleja relacionada con la vida, la naturaleza y el papel de lo femenino en antiguas culturas.

En el idioma euskera, «sorgiña» se traduce como “bruja”, pero su origen etimológico es objeto de estudio y debate. Algunos expertos sugieren una conexión con el latín «sors», que significa “suerte”, lo que daría a entender que originalmente designaba a quien “echaba suertes”. Otros investigadores hacen hincapié en su raíz vasca, vinculándola con «sor-» que se relaciona con “parir” y «-gin» que significa “hacer”, sugiriendo así un vínculo con el oficio de las parteras o curanderas. Esta ambivalencia recuerda la figura de la mujer sabia, que no solo asistía en el nacimiento, sino que también podía ser objeto de temores por su posible conexión con lo oscuro.

En la localidad de Zugarramurdi, Navarra, este delicado balance se tornó trágico durante los siglos XVI y XVII. Allí, numerosas mujeres fueron acusadas de brujería y se las sometió a juicios inquisitoriales que dejaron una herida profunda en la comunidad. Las «sorginak», que una vez fueron veneradas como figuras mitológicas, pasaron a ser demonizadas por la Iglesia, transformándose en iconos de maldad.

Sin embargo, el tiempo ha traído consigo un cambio significativo. En el siglo XXI, la palabra «sorgiña» ha renacido y se ha convertido en un símbolo de identidad vasca y de resistencia femenina. Hoy en día, artistas, escritores y activistas han redescubierto este término, convirtiéndolo en un emblema de una tradición que entrelaza magia, medicina y un profundo lazo con la tierra. En lugares como las cuevas de Zugarramurdi y el Museo de las Brujas, el término se pronuncia con orgullo, mientras que en el lenguaje coloquial, referirse a alguien como «sorgiña» puede verse como un cumplido que alude a su astucia y carácter fuerte.

Sin embargo, fuera del País Vasco, «sorgiña» sigue siendo en gran medida desconocida, y su sonido peculiar, junto con su historia compleja, dificultan su traducción sin perder sus connotaciones. Para los vascos, «sorgiña» representa más que una simple palabra; es un vínculo que une el pasado pagano con el presente, un recordatorio de que lo que en un tiempo fue considerado “brujería” podría ser, de hecho, una forma de sabiduría ancestral.

Quizás, como susurran las viejas leyendas, las auténticas «sorginak» nunca han desaparecido. Más bien han permanecido ocultas a lo largo de los siglos, aguardando el momento en que alguien pronuncie su nombre sin recelo.

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