El Mallorca considera el despido de Arrasate como única vía para cambiar su destino


En una jornada más de LaLiga, Mallorca enfrentó un duro revés en su visita al Cornellà-El Prat, aumentando las preocupaciones y la tensión que envuelve al equipo. Pese a tener la ventaja numérica tras la expulsión de Pere Milla del Espanyol en el minuto 48, el conjunto balear no supo capitalizar la oportunidad, perdiendo finalmente por un marcador que dejó clara su situación complicada en la tabla de posiciones.

El ambiente dentro del vestuario y las gradas de Son Moix es cada vez más tenso, con la mira puesta en Jagoba Arrasate, el entrenador, cuya capacidad para revertir el mal inicio de temporada del equipo se ve cada vez más cuestionada. Los resultados no han sido favorables, con una secuencia de encuentros que les ha dejado penúltimos en la clasificación, situación agravada por enfrentarse a rivales de alto calibre como Real Madrid, Barça y Atlético en las primeras jornadas.

El cotejo en Cornellà fue particularmente simbólico de los problemas que acechan al Mallorca: a pesar de ir perdiendo 2-0, lograron igualar el marcador a 2-2, solo para luego ceder ante un penal y perder 3-2 contra el Espanyol. Este escenario reflejó la incapacidad del equipo de mantener su nivel competitivo a lo largo de los 90 minutos, especialmente cuando el juego parecía estar a su favor.

Arrasate expresó su frustración y autocrítica postpartido, lamentando no haber manejado adecuadamente los últimos minutos del juego, y destacó la importancia de mantener la profesionalidad y concentración en el campo, sin dejarse afectar por situaciones individuales, en clara alusión al caso de Dani Rodríguez, quien ha estado marginado del equipo.

La presión sobre el entrenador y su equipo es inmensa, especialmente con la visita del Atlético de Madrid a la vuelta de la esquina. Un encuentro que, sin dudas, se anticipa como una prueba crítica para Arrasate, quien se encuentra en la cuerda floja; sus decisiones y la performance del equipo podrían definir su futuro inmediato al frente del conjunto balear. Con el apoyo cada vez más precario de las gradas y la junta directiva, ganar parece ser la única opción viable para garantizar su permanencia y, quizás, cambiar el destino del Mallorca esta temporada.

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