La noche de fin de año de 1987 se convirtió en un hito televisivo cuando Sabrina, la cantante italiana, protagonizó uno de los momentos más recordados y comentados de la televisión española. Lo que a simple vista parecía un accidente en su vestuario durante el especial de Nochevieja ‘¡Viva 88!’ en TVE, era en realidad una jugada maestra de la producción, una estrategia diseñada para captar la atención de millones de espectadores.
El incidente, lejos de ser un imprevisto, fue el clímax de una cuidadosa planificación. Hugo Stuven, el director del programa, decidió aprovechar la combinación entre el vestuario de Sabrina y sus energéticos movimientos en escena. La cámara, estratégicamente colocada, estaba lista para capturar el momento que se convertiría en leyenda. La intención era clara: crear un momento televisivo que quedaría grabado en la memoria colectiva del país.
El efecto fue inmediato: en los hogares españoles se produjo primero un silencio sepulcral, seguido de un murmullo que pronto se transformó en el tema de conversación dominante. Al día siguiente, la repercusión fue enorme; las centralitas de TVE colapsaron y los diarios nacionales se hicieron eco del suceso.
Stuven, el hombre detrás de la estrategia, había previsto todo con precisión, incluso ordenando que la secuencia se repitiera a cámara lenta para que no quedaran dudas sobre el incidente. Lejos de ser un error, fue una maniobra audaz que marcó un antes y un después en la forma de entender la televisión, explotando la figura de Sabrina no solo como artista sino también como un icono pop y símbolo de una era.
Este acontecimiento demostró el poder de los medios para crear ídolos y dirigir el diálogo público. Así, Sabrina no solo consolidó su carrera en España, sino que también se transformó en un emblema de cómo la televisión podía manejar la narrativa y capturar la atención de una nación entera. Más allá del morbo, el legado de aquella Nochevieja reside en el entendimiento de que, en la era previa a Internet, la televisión tenía la capacidad de generar fenómenos de masas con apenas un instante estratégicamente emitido.