El emblemático programa de televisión ‘El Grand Prix del verano’, que cautivó a las audiencias españolas desde su debut en 1995, ha vuelto a las pantallas en 2023 con un aire renovado, demostrando adaptarse a los nuevos tiempos y a la creciente preocupación por el bienestar animal. Este concurso, conocido por enfrentar a representantes de dos pueblos en pruebas de destreza física y agilidad, ha sido un clásico del entretenimiento familiar, atrayendo a espectadores de todas las edades.
Una de las novedades más destacadas de esta nueva etapa es la transformación de una de sus pruebas más icónicas: la vaquilla. En el pasado, los participantes debían esquivar a una vaquilla real que corría hacia ellos en una pequeña plaza, generando momentos de tensión y diversión. Sin embargo, conscientes de que el uso de un animal para fines recreativos podría generar una respuesta negativa del público en la actualidad, los productores del programa han optado por una solución innovadora.
La famosa vaquilla ha sido reemplazada por un hombre disfrazado de este animal, al estilo de las mascotas que animan los eventos deportivos en la NBA. Este cambio no solo ha eliminado el riesgo de sufrimiento animal, sino que también ha minimizado el riesgo de lesiones entre los concursantes.
El hombre detrás de este disfraz de vaquilla humanizada es Miguel del Pozo, un madrileño de 42 años con un destacado trasfondo en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y experiencia como mascota del club de baloncesto Estudiantes. Del Pozo ha expresado su entusiasmo por su papel en ‘El Grand Prix’, señalando que nunca se había sentido tan adecuado para un trabajo y que disfruta enormemente la oportunidad de participar en este programa que tanto le gustaba de niño.
Además de Miguel, el programa ha introducido otras mascotas como un tiranosaurio llamado Nico, que también participa en las bromas y jugarretas a los concursantes. La inclusión de estas mascotas ha sido bien recibida por el público, especialmente por los más pequeños, quienes disfrutan de las ocurrencias de estos personajes tan particulares.
La adaptación de ‘El Grand Prix’ demuestra cómo un programa con una larga tradición puede evolucionar para ajustarse a las sensibilidades actuales sin perder su esencia de entretenimiento y diversión familiar. Con estas novedades, el programa continua siendo un referente de cómo la televisión puede ser un punto de encuentro generacional, manteniendo viva la magia que ha encantado a audiencias por casi tres décadas.