Tras los primeros resultados de las elecciones en Estados Unidos, los mercados financieros han reaccionado de manera notable, con un repunte significativo en el valor del dólar y del Bitcoin. El dólar ha experimentado una subida superior al 2 % en comparación con el euro, marcando su mayor incremento intradía desde marzo de 2020. Este aumento ha sido interpretado como un signo de confianza del mercado en la posible reelección de Donald Trump, generando un ambiente de optimismo tanto en Wall Street como en las plazas bursátiles internacionales.
La criptomoneda líder, el Bitcoin, no se ha quedado atrás y ha visto un aumento superior al 8 %, logrando alcanzar nuevos máximos históricos al cotizar por encima de los 75.000 dólares por unidad. Este comportamiento refleja las expectativas de un entorno de políticas financieras menos restrictivas en el futuro, lo que ha logrado atraer a más inversionistas hacia el activo digital.
Las bolsas europeas también han sentido el impacto de este clima positivo. En ciudades como Londres, Milán, París y Fráncfort, los índices han registrado subidas significativas, apoyadas por la anticipación de una mayor estabilidad política y económica en los días venideros. A su vez, los futuros en Wall Street comenzaron la jornada en terreno positivo, con estimaciones que pronostican ganancias superiores al 1 %.
En el mercado asiático, el índice Nikkei de Tokio cerró con una notable alza del 2,61 %, impulsado por la ventaja del candidato republicano. Este respaldo a las políticas económicas de Trump ha sido bien recibido, resonando en las bolsas globales.
El impacto de estas elecciones también se ha extendido al mercado de bonos y commodities. La rentabilidad de la deuda estadounidense ha mostrado un aumento significativo, superando el 4,42 %, a la par que caía el precio de los bonos. En el terreno de las materias primas, el precio del crudo Brent descendió un 2 %, estableciéndose en 74,04 dólares el barril, en medio de la expectativa de un incremento en la producción energética. Este descenso también se ha reflejado en el oro, que, tradicionalmente visto como un refugio de inversión, ha bajado un 0,52 % hasta ubicarse en 2.726 dólares por onza. Esta tendencia indica una confianza renovada en otros activos por parte de los inversores, mientras el mercado digiere los recientes resultados electorales.