En mayo, el mercado inmobiliario español experimentó un desplome notable en la compraventa de viviendas, marcando una caída interanual del 21,5%, la más pronunciada desde septiembre del año anterior. Este declive, que llevó el total de operaciones a 44.013, representó un mínimo histórico para el mes desde el 2020, en medio de la crisis sanitaria mundial.
El Informe Nacional de Estadística destacó que, durante el mes de mayo, el 92,3% de las viviendas comercializadas eran libres y sólo un 7,7% estaban protegidas. En una comparativa anual, las ventas de viviendas libres se contrajeron en un 21,7%, mientras que las viviendas protegidas vieron una disminución más moderada del 19,1%. Del total de transacciones, la mayoría correspondió a inmuebles usados, representando el 79,3%, en contraste con el 20,7% que correspondió a viviendas nuevas. Específicamente, las operaciones sobre viviendas nuevas decrecieron un 14,4% en relación con el mismo mes del año pasado, y las viviendas usadas sufrieron una caída aún mayor, del 23,2%.
Por otro lado, la debilidad en ventas no discriminó por regiones, ya que todas las Comunidades Autónomas registraron reducciones en las transacciones de viviendas. El País Vasco, La Rioja y Extremadura presentaron los descensos menos severos, con caídas del -3%, -8,6% y -14,2% respectivamente. En contraste, Asturias, Andalucía y Cataluña enfrentaron las mayores disminuciones, superando todas el 24% en la contracción de sus mercados locales.
Esta tendencia a la baja generalizada refleja las crecientes presiones sobre el sector inmobiliario español, empujadas por la inflación, el aumento en los costos de financiamiento hipotecario y las inestabilidades geopolíticas actuales. El Consejo General de los Colegios Oficiales de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de España ha destacado esta caída de mayo como un indicativo de la volatilidad del sector, rompiendo las expectativas de recuperación planteadas por el breve repunte observado en abril.
Pese a este panorama poco alentador, el sector inmobiliario vislumbra ciertos destellos de esperanza de cara al verano. Se anticipa que la demanda por segundas residencias y las operaciones vinculadas al inicio del curso escolar puedan reactivar parcialmente el mercado. Los profesionales inmobiliarios y compradores se mantienen a la expectativa, adaptándose a un entorno de mercado fluctuante y prestando especial atención a los factores económicos externos como la inflación y los tipos de interés, que podrán dictar el comportamiento futuro del sector.