La Dirección General de Tráfico (DGT) de España está planteando un cambio significativo en la normativa que regula el consumo de alcohol al volante. La propuesta consiste en reducir el límite de alcohol permitido a 0,1 miligramos por litro de aire espirado, cifra que el director general Pere Navarro ha definido prácticamente como «cero absoluto». Esta medida, respaldada por un estudio del Instituto Universitario de Investigación en Tráfico y Seguridad Vial, busca alinear España con las normativas más estrictas en Europa y, fundamentalmente, reducir el alarmante índice de 36 fallecidos por cada millón de habitantes en las carreteras españolas.
Actualmente, el límite legal en España se sitúa en 0,25 mg/l de aire espirado para conductores generales y 0,15 mg/l para conductores profesionales. La nueva propuesta propone un único umbral de 0,1 mg/l, alineándose con países como Suecia y Noruega, que han visto una disminución significativa en los accidentes. Navarro ha mencionado que la ciudadanía española ya ha expresado su deseo de avanzar hacia un objetivo de tasa cero.
Este enfoque no solo propone un cambio en los límites legales, sino que también se apoya en nuevas tecnologías. La DGT planea implementar alcoholímetros que no requieren soplar, lo que facilitará los controles en carretera y disminuirá las posibilidades de evasión. Además, se espera un aumento en la vigilancia, especialmente en áreas urbanas y con pruebas de alcohol y drogas combinadas, todo con el objetivo de prevenir riesgos en la conducción.
El enfoque de la DGT también incluye la necesidad de llevar a cabo campañas de concienciación y educación vial más robustas en las autoescuelas. Asimismo, se están considerando reformas legales más severas para castigar el policonsumo de sustancias, un fenómeno que está en auge.
Mientras se tramita esta reforma, los expertos advierten sobre las implicaciones de negarse a un control de alcoholemia, enfatizando que esta acción no solo puede conllevar sanciones financieras y la pérdida del permiso de conducir, sino que podría agravar las consecuencias legales en caso de un accidente. Las autoridades insisten en que la mejor opción es no consumir alcohol si se tiene previsto conducir, sobre todo con la nueva política de tolerancia prácticamente nula.
La DGT mantiene un mensaje rotundo y claro: es hora de ser coherentes con las campañas de seguridad vial. El objetivo es convertir las carreteras en un espacio seguro, donde el alcohol no tenga cabida. La adaptación de los conductores a esta nueva realidad será un reto importante, pero necesario para mejorar la seguridad vial en el país.