De Puertos a Sabores Éticos: Oikocredit Navega Sevilla con Chocolate Justo


Una serie de recorridos culturales en Andalucía está destacando el papel histórico de Sevilla como la puerta de entrada del cacao en Europa, rescatando su importancia y enfocándose en su relación con el comercio justo. Organizados por una asociación de apoyo a la cooperativa, estos recorridos han despertado gran interés entre los participantes.

Pocos sevillanos saben que el vínculo del chocolate con Europa comenzó en su ciudad. En el siglo XVI, el puerto de Sevilla recibió las primeras cargas de cacao desde América, marcando el inicio de una transformación global en la alimentación. La cooperativa Oikocredit, que se especializa en inversiones de impacto social, ha diseñado la ruta «De la semilla a la tableta» para educar y concienciar sobre esta herencia. Este recorrido es una experiencia sensorial que une historia y compromiso social a través del chocolate.

El recorrido incluye seis paradas significativas, abarcando desde La Cabeza de la Sultana hasta Oxfam Intermón Sevilla. Su propósito es visibilizar la cadena de valor del cacao, su impacto social y ambiental, y conectar la historia de su llegada a Sevilla con desafíos contemporáneos como el comercio justo y la sostenibilidad. La iniciativa cuenta con el respaldo de entidades locales como la Fundación Más y busca concienciar sobre las desigualdades en la producción del chocolate. Además, difunde los esfuerzos de Oikocredit en financiar proyectos que promueven el comercio justo en regiones productoras de cacao de América Latina, África y Asia.

La actividad culmina con una degustación de chocolates de comercio justo y una reflexión sobre cómo las elecciones de consumo pueden influir en la vida de los pequeños productores. Otro aspecto integral del recorrido es el vínculo de la Hermandad de Montserrat con el cacao. Aunque no se han encontrado pruebas de su implicación directa en el comercio del cacao, sus miembros catalanes estaban inmersos en el comercio transatlántico, lo que probablemente los hizo partícipes de este negocio emergente. El chocolate ganó popularidad gracias también a las órdenes religiosas que lo consumían y divulgaban.

Sevilla, con su puerto de Indias, se estableció como el principal receptor del cacao en 1585, manteniendo el monopolio del comercio americano hasta 1717. Esta ciudad también fue testigo de la publicación, en 1590, de la primera obra que mencionaba el chocolate, escrita por el jesuita José de Acosta. Además, las monjas sevillanas jugaron un papel fundamental en la popularización del chocolate caliente, integrándolo en la cultura local. Estos elementos históricos se entrelazan, formando una rica y significativa narrativa que Sevilla ahora comparte a través de esta innovadora ruta cultural.

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