En 2016, el cine español se vio sacudido por la llegada de «Que Dios nos perdone», un trepidante thriller policial dirigido por Rodrigo Sorogoyen. El filme, que rápidamente captó la atención tanto de la audiencia como de la crítica especializada, destaca no solo por sus atmósferas densas y una trama que mantiene en vilo al espectador, sino también por abordar una historia inspirada en el oscuro legado de uno de los asesinos seriales más temidos en la historia reciente de España.
La película explora la frenética investigación llevada a cabo por dos detectives, Velarde y Alfaro, en el Madrid de 2011, una ciudad inquieta ante la próxima visita del Papa Benedicto XVI. Juntos, se encuentran tras la pista de un despiadado asesino, cuyos brutales crímenes parecen tener ciertos vínculos con los cometidos por José Antonio Rodríguez Vega, conocido popularmente como «El Mataviejas». Vega, responsable de al menos 16 asesinatos de mujeres mayores entre fines de los 80 y principios de los 90, se convirtió en una figura notoria, sembrando el terror y el desconcierto no solo entre la población sino también entre las fuerzas de seguridad, incapaces de detenerlo hasta 1991. Los delitos de Vega, que culminaron con una sentencia de 432 años de prisión, terminaron en 2002 cuando fue asesinado por otros reclusos, cerrando así un capítulo oscuro de la crónica negra española.
«Que Dios nos perdone» ha logrado destacarse no solo por retomar estos hechos con una perspectiva única sino también por la formidable interpretación de Roberto Álamo, quien encarna a Alfaro, uno de los detectives encargados del caso. Su actuación, reconocida y galardonada con el premio al «mejor actor del año» en la ceremonia de los premios Goya de 2017, ha sido clave para el éxito del film, que además acumuló más de 3 millones de euros en taquilla.
Hoy en día, el filme sigue despertando interés y es considerado un referente dentro del género, estando disponible para su visionado en Prime Video. La historia que narra es un recordatorio perturbador de la delgada línea que separa realidad y ficción, en una sociedad que aún recuerda con horror los crímenes de uno de sus asesinos más infames. «Que Dios nos perdone» se erige así como un logrado esfuerzo cinematográfico que entrelaza habilmente el suspense, el drama y la crítica social.