La Arquitectura de Castilla-La Mancha Brilla en su Segunda Gala de Premios A&U
El 6 de junio, el mundo de la arquitectura de Castilla-La Mancha se dio cita en el auditorio del Museo Paleontológico de Cuenca para la entrega de los II Premios de Arquitectura y Urbanismo de Castilla-La Mancha. Este evento, impulsado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha (COACM) y contando con el apoyo de la Junta de Comunidades, se ha consolidado como un foro crucial para destacar la excelencia y la innovación en la arquitectura regional.
Celebrándose por segunda vez y moviéndose desde su edición inaugural en Ciudad Real, estos premios confirman su intención de ser un evento itinerante bienal, que hace un recorrido por toda la comunidad autónoma con el fin de celebrar y reconocer los mejores trabajos de arquitectura de Castilla-La Mancha. La decana del COACM, Elena Guijarro, resaltó la importancia de estos premios para la comunidad arquitectónica comparándolos con los prestigiosos «Goya», en una clara alusión a su relevancia para promover y valorar la arquitectura de la región a nivel tanto nacional como internacional.
Durante la gala, que también sirvió como una plataforma para reflexionar sobre el papel de la arquitectura en ámbitos como el desarrollo sostenible y la tecnología, Marta Vall-llosera, presidente del CSCAE, subrayó la significancia de estos premios para hacer visible la contribución de la arquitectura a la sociedad en cuestiones de sostenibilidad y habitabilidad.
Uno de los momentos destacados de la noche fue cuando Alberto Campo, reconocido por su impactante trayectoria profesional, tomó la palabra para agradecer la distinción y hablar sobre la interconexión de la arquitectura con otras manifestaciones artísticas, mostrando la amplitud y versatilidad de la profesión.
Los premios reconocieron a una amplia gama de proyectos en categorías que incluyeron obra nueva, rehabilitación, urbanismo y paisaje. Proyectos notables como la «Casa de Campo» en Zafra de Záncara, por Estudio Canobardin, y los premiados en la categoría de emergentes, como el «CEI Amapola» en Galápagos, ilustraron la diversidad y calidad del paisaje arquitectónico de la región.
Además, la gala adelantó el lanzamiento de una exposición futura que mostrará todas las obras finalistas y ganadoras, y una campaña de relaciones públicas para promover en detalle cada uno de los proyectos reconocidos.
Este evento se distinguió no solo por resaltar la excelencia arquitectónica existente en Castilla-La Mancha, sino también por fortalecer el reconocimiento de la importancia de la arquitectura en el desarrollo regional sostenible, estableciendo un renovado compromiso con el valor del patrimonio arquitectónico regional.