Andreu Buenafuente, el renombrado humorista catalán, ha logrado captar nuevamente la atención del público tras su regreso a la televisión pública con su programa «Futuro Imperfecto». Dedicado a mezclar humor con crítica social, Buenafuente no ha dejado de lado temas de gran peso y actualidad, siendo uno de ellos la participación de Israel en el festival de Eurovisión 2025 y las complicaciones políticas y sociales que rodean este evento.
En recientes declaraciones que tuvieron lugar durante el episodio emitido el 22 de mayo, el comediante expresó su apoyo incondicional a RTVE y su valentía ante el conflicto, destacando la postura de la cadena frente a las tensiones generadas por denunciar un genocidio durante el certamen. RTVE anteriormente había expresado, de una manera bastante clara y solidaria hacia el pueblo palestino, que el silencio no es aceptable ante la violación de los derechos humanos y clamó por «Paz y justicia para Palestina». Dicha afirmación llevó a una serie de reacciones, recibiendo críticas especialmente de sectores israelíes.
Buenafuente analizó este hecho en su programa, incitando a la reflexión sobre la politización de eventos como Eurovisión. Recordó casos precedentes como la exclusión de Rusia a raíz de su invasión a Ucrania, criticando las acusaciones que señalan la «politización» del evento por utilizarlo como plataforma para denunciar injusticias a nivel global.
El humorista también se aventuró a cuestionar la postura del principal patrocinador del festival, Moroccanoil, una conocida compañía israelí de maquillaje, utilizando su característica sutileza e ironía para apuntar cómo a veces la realidad puede ser «maquillada» para ajustarse a narrativas específicas.
No obstante su enfoque en temas de seriedad y relevancia política, Buenafuente supo equilibrar su monólogo con dosis de humor, refiriéndose, por ejemplo, a las curiosas dinámicas del sistema de votación de Eurovisión y la inesperada posición de España en la competición. Estas ligeras inyecciones de humor sirvieron de pretexto para insinuar críticas a la situación geopolítica actual y el conflicto en Oriente Medio, reforzando la idea del humor como un vehículo para la crítica social.
La acogida por parte del público hacia el episodio y la gestión de estos temas por Buenafuente fue excepcional, marcando un hito en la historia del programa «Futuro Imperfecto». El episodio no solo rompió récords de audiencia para el programa, atrayendo a más de 1,3 millones de espectadores y registrando un notable incremento en su share, sino que también reafirmó el papel del humor como una forma de resistencia, conciencia y humanidad. Esta mezcla única de entretenimiento y reflexión profunda resalta la capacidad de Buenafuente y su equipo para abordar asuntos de gran importancia social desde una perspectiva crítica, manteniendo al mismo tiempo un tono accesible y entretenido.