La fibrilación auricular es la arritmia cardíaca más común que se enfrenta actualmente en la práctica clínica, afectando aproximadamente al 1-2% de la población general. Su prevalencia se incrementa con la edad, alcanzando hasta un 9% entre los mayores de 80 años. Esta condición tiene potenciales complicaciones, especialmente la formación de coágulos que usualmente se generan en una estructura del corazón denominada orejuela izquierda.
El doctor Ramiro Trillo, líder del Servicio de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista en la Policlínica Gipuzkoa, destaca que la orejuela es especialmente susceptible a la acumulación de sangre estancada. Este estancamiento puede llevar a la formación de trombos que podrían desprenderse y desplazarse a diferentes zonas del cuerpo, como el cerebro, aumentando el riesgo de un ictus. De hecho, aproximadamente el 80% de los coágulos que se originan en la aurícula provienen de esta área crítica.
Históricamente, los individuos con fibrilación auricular han sido tratados con anticoagulantes, como el Sintrom, para mitigar el riesgo de sufrir un ictus. No obstante, estos tratamientos no son exentos de riesgos significativos, especialmente el de hemorragias, y requieren un seguimiento frecuente. En este marco, el cierre de la orejuela izquierda ha emergido como una solución innovadora y segura, permitiendo la eliminación de la necesidad de anticoagulantes a largo plazo.
El procedimiento para cerrar la orejuela implica su bloqueo mediante un dispositivo metálico diseñado específicamente para aislarla del flujo sanguíneo. Este se lleva a cabo de manera mínimamente invasiva en la sala de cardiología intervencionista, utilizando un catéter introducido a través de la vena femoral. La colocación precisa del dispositivo se realiza con la ayuda de una ecografía transesofágica. Según explica el Dr. Trillo, la intervención tiene una duración inferior a una hora y permite que el paciente regrese a su domicilio el mismo día.
Una de las principales ventajas del cierre de la orejuela consiste en la eliminación del 80% de los coágulos generados en la aurícula, ofreciendo una opción efectiva para aquellos que no pueden tolerar anticoagulantes debido al alto riesgo de complicaciones. Este procedimiento no solo contribuye a la prevención de trombos y embolismos, sino que también mejora notablemente la calidad de vida de los pacientes, según afirma el Dr. Trillo. Con esta innovadora técnica, se da un paso significativo hacia un manejo más seguro y eficaz de la fibrilación auricular y sus implicaciones en la salud cardiovascular.