En el corazón de la programación vespertina, «La Moderna» sigue capturando la atención de los espectadores de Televisión Española. Esta serie, que ha demostrado ser un fenómeno en las tardes de la cadena, avanza en su tercera temporada dejando tras de sí una estela de intrigas por resolver y conflictos por afrontar. La esperanza de un desenlace feliz para los personajes más queridos de la audiencia se mantiene viva mientras la trama se desenvuelve con giros inesperados semana tras semana.
Uno de los arcos narrativos más destacados en los últimos episodios ha sido el de Laurita, cuya vida ha dado un vuelco dramático. Agustín, al tener acceso previo a un artículo de Robles, descubre y divulga una parte sumamente personal y dolorosa del pasado de Laurita: su antiguo embarazo y el posterior aborto. Este revelación no sólo la ha colocado en el punto de mira del escándalo público, sino que además ha expuesto la falta de sensibilidad de algunos de sus cercanos.
Ballesteros, por ejemplo, minimizó la gravedad de la situación sugiriendo que el escándalo podría incluso beneficiar la publicidad de la película en la que están involucrados, lo que evidencia una alarmante falta de empatía hacia Laurita. Ante la avalancha de críticas y el acoso persistente de la prensa, Laurita intenta desmentir a Robles con una declaración pública. Sin embargo, lejos de recuperar su tranquilidad, la presión mediática sigue asediándola, empujándola al límite de considerar la huida como su única salida.
«La Moderna» continúa ofreciendo a sus seguidores una mezcla magistral de drama y realismo, abordando temas sensibles con una crudeza que echo a la vez suscita empatía y reflexión. Con personajes complejos y relatos que reflejan dilemas morales y emocionales, la serie se afianza como uno de los referentes indispensables para los amantes del buen drama en la televisión española. La expectativa por los próximos episodios y el destino de Laurita mantiene en vilo a la audiencia, aferrándola a la esperanza de giros que lleven a desenlaces redentores.