En una reciente emisión del programa «D Corazón», Carmen Lomana, la reconocida socialité, fue centro de atención debido a ciertos detalles revelados sobre su vida personal y profesional. Entre risas y confesiones, Lomana compartió algunos aspectos sobre su relación con Jesús Arroyo Fernández, consultor de estrategia y comunicación, asegurando que su vínculo es estrictamente de amistad, pese a las especulaciones.
La conversación tomó un giro inesperado cuando el tema se centró en David Broncano, presentador de «La revuelta», después de que Lomana mencionase su asistencia a una de las grabaciones del programa para ver a la artista Ana Mena. Lomana no dudó en expresar su descontento por la falta de atención de Broncano, señalando con humor que «no me quiere ni ver», a lo que atribuyó la ausencia de saludos durante su visita.
A pesar de los roces anteriores entre Lomana y Broncano, especialmente en cuanto a criticas por la elección de este último para Televisión Española y su salario, lo que Lomana consideraba un movimiento político para competir con otro programa de relevancia, «El hormiguero», se detectó cierta apertura por parte de Lomana para participar en su show. Ana Prada, quien estaba al frente de «D Corazón» ese día, apeló a esta revelación para extender una invitación pública a Broncano para que considere tener a Lomana en su programa, principalmente ahora que ella tiene un libro recién publicado.
Este intercambio pone de manifiesto la complejidad de las relaciones dentro del ámbito mediático, donde los choques personales a menudo se mezclan con los intereses de la televisión. La situación entre Lomana y Broncano es un claro ejemplo de cómo estos encuentros, aunque marcados por diferencias pasadas, pueden generar expectativa y aumentar el interés de los espectadores. Queda por ver si este llamado público culminará en un reencuentro en el plató de «La revuelta», no solo como una oportunidad para resolver discrepancias sino también como un momento potencialmente enriquecedor para la audiencia.