En España, durante 2024, los diagnósticos de cáncer de piel superaron los 20,000 casos, entre los cuales se incluyen cerca de 7,900 melanomas. La incidencia ha escalado a 15 casos por cada 100,000 habitantes, evidenciando un aumento del 40% en los últimos cuatro años, según informa el Ministerio de Sanidad.
Ante este panorama, la dermatóloga Ángela Estenaga de Policlínica Gipuzkoa resalta la importancia de una protección solar adecuada y la necesidad de vigilar cambios en la piel. Según Estenaga, muchos tumores podrían evitarse con hábitos de fotoprotección y autoexploraciones periódicas.
El carcinoma basocelular se presenta como el tumor maligno más común. Aunque la mortalidad asociada a los cánceres de piel es baja, estos pueden impactar severamente en la calidad de vida. La especialista divide los cánceres en dos categorías: melanoma y no melanoma. El melanoma es especialmente grave por su impacto en personas jóvenes, mientras que los carcinomas están a menudo relacionados con la exposición solar prolongada.
La exposición constante al sol y las quemaduras en la infancia son factores de riesgo determinantes. Estenaga advierte que algunas personas, debido a sus características cutáneas, deben evitar el bronceado y recurrir a autobronceadores.
Con el verano a la vuelta de la esquina, se enfatiza la aplicación de cremas solares con un factor de protección de 50, reaplicándolas cada dos horas y después de nadar o secarse. Es crucial evitar el sol en las horas de mayor intensidad y protegerse adicionalmente con gorros y gafas.
La autoexploración desempeña un papel vital en la detección temprana. Se aconseja prestar atención a lunares y manchas, y buscar atención dermatológica si hay cambios en tamaño, forma o color, o si una herida no sana tras dos semanas.
Estenaga concluye recordando que la piel es el órgano más grande del cuerpo y necesita protección continua. Subraya que el bronceado no refleja salud, sino daño solar, y que cuidar la piel contribuye a prevenir enfermedades graves.