En una coyuntura política particularmente retadora para el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, las encuestas recientes revelan una notable disminución en su popularidad, situándose apenas en un 39% a tan solo cinco meses de las decisivas elecciones presidenciales. Este declive en su aprobación contrasta marcada y desfavorablemente con los bajos niveles del Congreso, el cual cuenta con apenas un 13% de apreciación por parte de la ciudadanía.
Desde su investidura en enero de 2021, con un inicial respaldo del 57%, la popularidad de Biden ha enfrentado un marcado deterioro, un fenómeno que comenzó tras la controversial retirada de tropas estadounidenses de Afganistán durante el verano de 2021. A esta preocupación se le sumaron otros retos significativos, como son la inflación y la crisis migratoria, factores que coadyuvaron a una caída de su aprobación al 38% en julio del año 2022.
A pesar de lograr un breve repunte tras la eliminación de un líder de Al Qaeda y la aprobación de la Ley de Reducción de la Inflación en agosto de 2022, la popularidad del mandatario volvió a descender al 37% en abril de 2023. Decisiones recientes de política exterior, incluyendo un pronunciado apoyo a Israel frente a conflictos con Hamás, han resultado en una merma significativa de su apoyo entre el electorado demócrata, cayendo de un 86% a un 75%.
El estudio realizado por Gallup sobre la percepción pública de la gestión de Biden evidencia una profunda división partidista: mientras un 82% de demócratas aprueba su gestión, solo un 2% de republicanos comparte esta opinión. En el caso de los votantes independientes, el apoyo se encuentra también reducido a un 34%.
Aunque los índices de popularidad del actual presidente no representan los más bajos en la historia reciente de Estados Unidos, la situación recuerda casos previos de mandatarios con bajos niveles de aprobación que no lograron la reelección, como fueron Jimmy Carter y George H.W. Bush.
El Congreso, por su parte, no se encuentra en una posición más favorable. La percepción negativa hacia esta institución se vio afectada por una aparente inacción legislativa y una serie de incidentes políticos internos, tales como la moción de censura contra Kevin McCarthy, resaltando aún más el ambiente de división partidista.
En este contexto de aprobación decreciente tanto para Biden como para el Congreso, las próximas elecciones representan un desafío mayúsculo. La administración de Biden se encuentra ante el reto fundamental de reconquistar la confianza y el apoyo del pueblo americano de cara a noviembre de 2024, en una coyuntura que promete ser tanto difícil como determinante para el futuro político del país.
