La reciente comparecencia de Begoña Gómez ante la comisión de la Asamblea de Madrid ha generado un intenso debate en torno a las acusaciones de irregularidades relacionadas con su vinculación a la Universidad Complutense de Madrid. Gómez, esposa del presidente del Gobierno, optó por no responder a las preguntas formuladas, argumentando que la causa tenía un trasfondo político orquestado por partidos y organizaciones de extrema derecha.
En la misma sesión, el rector de la UCM, Joaquín Goyache, salió en defensa de la cátedra extraordinaria que dirigió Gómez, afirmando que todo el proceso estaba basado en la legalidad y la transparencia. Goyache destacó que la cátedra fue financiada por privadas, resaltando que no implicaba ninguna función académica formal y que Gómez ejercía el papel de gestora sin necesidad de contar con títulos adicionales. Desmintió las acusaciones que sugerían un trato preferencial por su relación con el presidente, calificando de “aberración” la idea de favoritismo y enfatizando que no había recibido presiones para su contratación.
El ambiente de la comparecencia fue tenso, con un claro enfrentamiento político. Representantes del PP y Vox lanzaron insinuaciones y ataques personales, acusando a Gómez de aprovechar su posición como esposa del presidente para avanzar en su carrera profesional. En la retórica de la oposición, se planteó a Pedro Sánchez como el «autor intelectual» detrás de un supuesto entramado, mientras que Gómez fue tildada de “testaferro”.
Los diputados del PSOE y Más Madrid levantaron la voz contra la comisión, señalando que su objetivo era claramente político, describiéndolo como un intento de “linchar al presidente atacando a su esposa”. Estos representantes cuestionaron la legitimidad del proceso, poniendo de relieve que el PP ha bloqueado investigaciones sobre asuntos de mayor importancia, como las muertes en residencias durante la pandemia, lo que pone de relieve las tensiones y disputas que marcan la política actual.
