En un giro emocionante y lleno de controversia, Lalachus ha asumido el desafío de liderar el «Grand Prix», un programa icónico que marcó su niñez y ahora marca un nuevo capítulo en su carrera. A pesar de las críticas mixtas sobre su nombramiento, con algunos cuestionando su idoneidad para el rol, Lalachus disfruta del apoyo incondicional de figuras destacadas como Ramón García y del ente público RTVE, ansiosos por verla triunfar en este emblemático espacio televisivo.
Los desafíos que enfrenta Lalachus van más allá de los focos y las cámaras, especialmente en las redes sociales, donde la polémica en torno a su figura pública se ha intensificado. Desde su debut en las campanadas de RTVE, se ha encontrado en el ojo del huracán, enfrentando ataques personales y lidiando con la presión que conlleva estar bajo el escrutinio público. Para Lalachus, la experiencia ha sido una lección en fortaleza y resistencia, aprendiendo a distinguir entre las críticas constructivas y el ruido de fondo sin sentido.
La controversia alcanzó su punto más alto en enero, cuando una imagen del «Grand Prix» generó demandas de organizaciones religiosas contra RTVE por presunto delito de odio. Sin embargo, Lalachus enfatiza que no hubo mala intención detrás de la decisión. Su enfoque, desde entonces, ha sido volver a lo que realmente importa: destacar la esencia del concurso y su valor cultural, evitando cualquier polémica innecesaria.
Más allá de las dificultades y los momentos incómodos, Lalachus ha encontrado apoyo en colegas y amigos, como David Broncano, quien ha sido un pilar en los momentos más desafiantes. Este apoyo ha sido crucial para afrontar las duras críticas sobre su apariencia física, un aspecto particularmente doloroso que ha afectado no solo a Lalachus, sino también a su familia.
Sin embargo, enfrentando la adversidad con coraje, Lalachus se rehúsa a ser vista como una víctima. Con una firme postura contra la gordofobia y el acoso, aspira a ser un ejemplo de diversidad e inclusión en la televisión, promoviendo la aceptación de todos los cuerpos y enriqueciendo el panorama mediático con su presencia.
A medida que Lalachus avanza en esta nueva etapa de su carrera, su objetivo es claro: no solo entretener a la audiencia del «Grand Prix», sino también inspirar un cambio hacia una sociedad más inclusiva y respetuosa. En un mundo donde la representación importa más que nunca, su visión para el programa es un recordatorio poderoso de que todos merecen ser vistos y aceptados tal como son.