Argamasilla de Alba entrega al Museo de Ciudad Real una alabarda de hace 4.000 años

El alcalde de Argamasilla de Alba, Pedro Ángel Jiménez, y el arqueólogo director de las excavaciones en la Motilla del Retamar, Luis Benítez de Lugo, junto al jefe de servicio de Cultura en Ciudad Real de la JCCM, Enrique Jiménez, y la vicepresidenta de la Diputación Provincial y concejala de Turismo del Ayuntamiento de Argamasilla de Alba, Noelia Serrano, han entregado este viernes al director del Museo de Ciudad Real, Ignacio de la Torre, una alabarda, “única en Castilla-La Mancha” y de las que existen muy pocas en Europa, junto a un cuenco de cerámica para el grano, hallados en las excavaciones arqueológicas realizadas en la Motilla del Retamar.

“Hoy es un día muy importante para Argamasilla de Alba, Ciudad Real y Castilla-La Mancha, porque hemos tenido la fortuna de encontrar en una de las campañas de excavación en la Motilla del Retamar una pieza única, una pieza excepcional”. La alabarda hallada es la primera arma que se fabricó para defender la motilla y el pozo de agua que en ella había, por lo que este arma tenía como finalidad defender “este recurso tan importante”, ha señalado el alcalde.

Pedro Ángel Jiménez ha informado que se va a seguir apostando por las excavaciones, tanto para continuar conociendo la cultura de las motillas como para consolidar lo ya realizado y que en un futuro pueda ser visitable, aportando al municipio un nuevo recurso cultural y turístico que se sume a los ya existentes en la zona, como son la fortaleza medieval del castillo de Peñarroya y el entorno natural, puerta de entrada a las Lagunas de Ruidera.

“Este hallazgo excepcional” no habría sido posible sin el concurso de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que ha cofinanciado el proyecto junto al Ayuntamiento de Argamasilla de Alba, que además es promotor de las excavaciones, y la familia Montalvo Wilmot que ha facilitado que se pueda trabajar en la motilla, que está en terrenos de su propiedad, indicaba Benítez de Lugo.

Como hallazgo excepcional, el Ayuntamiento de Argamasilla de Alba solicitó hacer dos réplicas, que finalmente realizó el laboratorio SECYR de la Universidad Autónoma de Madrid, una para el gabinete didáctico del museo “porque es muy importante la función social, la investigación por sí misma no tiene sentido, lo que tiene sentido es que los escolares puedan entender cómo se usaba y tocarla”, aseveró el director de las excavaciones, y la otra destina a ser expuesta en el Centro Cultural “Casa de Medrano” de Argamasilla de Alba para que los vecinos, vecinas y visitantes puedan ver y conocer mejor los hallazgos que se han realizado en la motilla.

El jefe de servicio de la JCCM, destacaba la importancia de este hallazgo que ahora podrán disfrutar los visitantes del museo, fruto “de la financiación de la JCCM en colaboración con ayuntamientos como el de Argamasilla de Alba e instituciones académicas de la región y de España”.

Esta apuesta por las investigaciones arqueológicas, según Enrique Jiménez, “nos permite dar a conocer la importancia de nuestros recursos patrimoniales”, para ello es importante fomentar el respeto y el aprecio entre los ciudadanos de la riqueza cultural, patrimonial y paisajística natural que, en este caso, rodea la Motilla del Retamar. Además, el jefe de servicio recordó que todo el conjunto de motillas va a ser declarado Bien de Interés Cultural.

“Los museos somos el último eslabón de una cadena que da visibilidad a estos trabajos arqueológicos”, ha señalado el director del museo. Junto a la alabarda se ha entregado un vaso de cerámica, “que puede parecer bastante modesto pero que está asociado a un contexto arqueológico, a granos, a lo qué comía esta gente, qué cultivaba…”, subrayaba Ignacio de la Torre, que asimismo destacó la gran riqueza documental que están aportando estas excavaciones.

Junto a estos dos importantes objetos se han entregado otros muchos materiales, recogidos en las campañas de excavación, “que tienen menos visibilidad, como muestras de tierra, sedimentos o granos, que nos ayudan a conocer estas sociedades, en concreto del bronce de La Mancha y la cultura de las motillas”.

Las motillas

Las motillas se sitúan en la Edad del Bronce y se localizan principalmente en la zona de La Mancha. Su nombre se debe a las evidentes elevaciones que conforman los derrumbes de las estructuras antiguas.

El número de motillas que se conocen no llegan a 50, y son importantísimas “porque son las primeras arquitecturas que hay en la provincia de Ciudad Real, no tenemos casas, poblados o construcciones anteriores a las motillas”, indicaba Benítez de Lugo.

Desde el punto de vista arquitectónico las motillas son muy importantes, pero también, indicaba el arqueólogo, desde el punto de vista de la identidad regional, puesto que no hay motillas en ningún otro sitio del mundo.

La alabarda

De tipo agárico, se calcula que tiene unos 4.000 años de antigüedad, aproximadamente, y fue diseñada y creada como un arma específica para matar, similar a un tomahawk (una especie de hacha utilizada por los indígenas americanos) pero de la Edad del Bronce, y de la cual no se conoce ninguna otra hallada en el contexto de excavaciones arqueológicas en Castilla-La Mancha.

En la actualidad, la alabarda de cobre arsenicado, se encuentra en un importante nivel de corrosión por sulfuros que atacan la pieza, un proceso natural consecuencia de haber estado en un entorno húmedo.

Para su conservación se ha realizado una limpieza mecánica muy superficial, con métodos físicos y no químicos que la pudieran deteriorar, informaba Benítez de Lugo.

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