Durante una reciente emisión del programa matutino de Telecinco, “Vamos a ver”, se vivió un momento de alta tensión cuando una entrevista con la madre y abuela de los presuntos agresores de una mujer en Andújar, Jaén, escaló rápidamente debido a las declaraciones de la entrevistada en defensa de sus familiares. La víctima, quien ya ha sido dada de alta hospitalaria, habría sido objeto de un violento ataque por parte de su exmarido y sus dos hijos, quienes, según se informa, la agredieron con un hacha tras descubrir una relación entre ella y su excuñado.
El caso, que ha desatado controversia, se inscribe en un historial de múltiples denuncias por malos tratos que la mujer había interpuesto previamente contra su exmarido y su hijo mayor, con un juicio pendiente de resolución. Durante la entrevista, Dolores, nombre con el que se ha identificado a la madre de los acusados, insistió en la inocencia de su familia y culpó a la mujer de provocar las confrontaciones, alegando que su hijo «es más bueno que el pan» y rechazando las acusaciones contra él y sus nietos.
La tensión aumentó cuando Alfonso Egea, quien sustituía al presentador habitual Joaquín Prat, destacó la gravedad de los hechos y cuestionó la postura de Dolores frente a la agresión, señalando que el verdadero motivo de vergüenza deberían ser las acciones de sus parientes y no la situación de la víctima. La discusión derivó en un análisis más profundo cuando Juan Manuel Medina, colaborador del programa, comparó la actitud mostrada por Dolores en la entrevista con mentalidades que parecerían ancladas en la década de 1940, criticando fuertemente su aparente justificación de la violencia de género y la perpetuación de estereotipos negativos hacia las mujeres.
En el cierre de la entrevista, Alfonso Egea aprovechó para dirigir un mensaje contundente a los espectadores sobre la importancia de no justificar la violencia de género y cuestionar las actitudes que la sustentan, enfatizando el rechazo hacia la noción retrógrada de que la víctima “se lo merecía”. El incidente no solo ha generado un vivo debate sobre la violencia contra las mujeres, sino que también ha puesto de relieve el papel crucial que desempeñan los medios de comunicación al denunciar y analizar críticamente estas actitudes, contribuyendo a la concienciación y el cambio social frente a problemáticas tan arraigadas como esta.