En un emocionante giro de acontecimientos para el sector energético nacional, el precio de la electricidad ha experimentado una caída sin precedentes en el mercado mayorista. El miércoles 19 de junio se ha marcado un hito en la historia de la energía del país, al registrarse una disminución en el precio del megavatio hora (MWh), con un promedio de 14,83 euros, de acuerdo con los datos suministrados por el Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE).
La dinámica de precios durante el día promete un máximo de 22,50 euros por MWh entre las 19:00 y las 20:00 horas, creando un contraste con el valor más bajo pronosticado de 8,54 euros/MWh, que se espera ocurra entre las 16:00 y las 17:00 horas. Esta variabilidad de precios ofrece una oportunidad para consumidores y empresas, quienes pueden organizar su consumo para capitalizar los períodos de tarifa reducida y maximizar sus ahorros.
Es importante destacar que los cambios en el precio mayorista no impactan directamente en la factura final de los usuarios bajo la tarifa regulada, ya que recientemente se ha introducido un nuevo método de cálculo para el Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC). Este método está diseñado para equilibrar los precios a corto, medio y largo plazo, fomentando el ahorro y el uso eficiente de la energía eléctrica.
La transición hacia una estructura tarifaria que dependa menos del precio instantáneo y más de los precios en los mercados de futuros se está consolidando. A partir del año 2024, se prevé que los futuros representen el 25% del cálculo del PVPC, aumentando al 40% en 2025, y llegando al 55% en 2026. Este esfuerzo busca proporcionar tarifas más accesibles para los consumidores, al mismo tiempo que se impulsa la sostenibilidad y la eficiencia en el sistema energético del país.
A pesar de que la caída en los precios de la electricidad en el mercado mayorista es una excelente noticia, los consumidores deben ser conscientes de que hay componentes fijos en sus facturas que no cambiarán con estas fluctuaciones.
El sector energético, por lo tanto, está en medio de una fase de transformación y adaptación, comprometiéndose con una economía más sostenible y eficiente. Aunque esta transición involucra numerosas medidas y reformas, los efectos positivos ya comienzan a manifestarse, alentando a la población a adaptar un consumo más consciente y responsable de la energía.