Un reciente fallo judicial ha sacudido el ámbito de las aerolíneas en Portugal al dictaminar una indemnización de 1.500 euros a un pasajero que perdió su equipaje. Este veredicto, que establece un notable estándar de compensación, se basa en el Convenio de Montreal, el cual fija límites máximos, aunque no cantidades exactas, para indemnizar a los pasajeros. La sentencia refleja una tendencia hacia el reconocimiento de derechos de los viajeros, revelando al mismo tiempo la complejidad de las disputas relacionadas con equipaje perdido o retrasado.
La aerolínea implicada argumentaba que el plazo para interponer una demanda por pérdida de equipaje se basaba en el plazo de 21 días del Convenio de Montreal. Sin embargo, esta interpretación fue desestimada por el tribunal, que reafirmó que el plazo real para tales reclamaciones es de dos años. Este fallo representa una victoria no solo para el pasajero, sino también para quienes defienden los derechos de los consumidores en situaciones similares.
En el centro de esta historia se halla un hombre de 50 años, residente en Donostia, quien perdió su maleta en un vuelo entre Madrid y Lisboa el pasado 17 de noviembre de 2023. La maleta, que contenía artículos esenciales para su viaje, no llegó a su destino, obligando al pasajero a incurrir en gastos adicionales para reemplazar lo perdido. Esta experiencia subraya la importancia de presentar el Parte de Irregularidad de Equipaje (P.I.R.) de manera oportuna, un documento vital para iniciar cualquier proceso de reclamación por pérdidas o retrasos de equipaje.
En este contexto, resulta especialmente relevante la postura del abogado defensor, quien enfatizó que se debe conceder el máximo límite del Convenio de Montreal para casos de pérdida de equipaje, independientemente de si se pueden presentar facturas de los artículos extraviados. Esta aclaración añade una capa de protección para el consumidor, sugiriendo que cualquier ajuste en la compensación debería realizarse solo cuando el equipaje perdido sea recuperado y pueda verificarse su estado.
La moraleja de este caso radica en la importancia de conocer y reclamar los derechos como pasajero. A menudo, las aerolíneas pueden argumentar de forma restrictiva para reducir la indemnización, lo que obliga a los afectados a recurrir a la vía judicial en busca de justicia. Organizaciones como reclamador.es instan a los consumidores a no dejarse desanimar por las respuestas negativas iniciales de las aerolíneas, animando a buscar las compensaciones adecuadas dentro del periodo de reclamación de dos años. Esto pone de manifiesto la necesidad de estar informado y ser persistente para asegurar que se respeten los derechos del viajero en cada vuelo.