Quince días después de generar controversia en el vestuario del Mallorca, Dani Rodríguez ha roto su silencio para disculparse públicamente. En una carta dirigida a los aficionados, el jugador pidió perdón al director general Jan Virgili, y se comunicó en privado con el entrenador Jagoba Arrasate. A pesar de su regreso a los entrenamientos en la Ciutat Esportiva tras haber sido sancionado, las posibilidades de que el experimentado centrocampista de 37 años vuelva a jugar se ven muy limitadas.
Arrasate ha sido claro al señalar que es “casi imposible” contar nuevamente con Rodríguez en las alineaciones, aunque ha autorizado su participación en las prácticas. La situación está en el centro de atención a medida que el Mallorca se prepara para su próximo partido contra el Espanyol, y las cosas no han sido fáciles para el equipo, que ha logrado apenas un punto de nueve posibles en LaLiga.
El entrenador subrayó que el jugador “ha cruzado una línea roja” al vulnerar los códigos internos del equipo, lo que ha acentuado la tensión en el ambiente. Arrasate cuenta con el respaldo de la directiva, incluyendo a Aritz Aduriz, una figura clave en la gestión deportiva, que reafirmó su apoyo a la postura del técnico.
El conflicto se intensificó a raíz de una crítica que Rodríguez realizó en redes sociales, donde cuestionó la gestión del entrenador tras el partido contra el Real Madrid. Este episodio no fue un hecho aislado, puesto que los antecedentes de desavenencias entre el jugador y el club se remontan a principios de año, luego de la Supercopa en Arabia Saudí, cuando Rodríguez y su familia expresaron su descontento ante situaciones que vivieron durante el evento, marcando así el inicio de una relación cada vez más tensa entre ambas partes.