Un incidente sin precedentes en el plato de MasterChef ha dejado a la audiencia y a los participantes del popular talent show culinario de RTVE en estado de shock. La noche del lunes se vio marcada por un acontecimiento dramático cuando uno de los concursantes más queridos, conocido como Flores, sufrió un grave accidente durante la grabación del programa, lo cual llevó a su inmediata hospitalización.
La competencia se desarrollaba como cualquier otra noche de gala. Los aspirantes se enfrentaban a un desafío que les permitía utilizar ingredientes como fresas amarillas, chantarelas o queso cheddar, sin restricciones en la elaboración de sus platos, y con 75 minutos en el reloj. Sin embargo, Flores, decidido a impresionar a los jueces y con una estrategia de riesgo, optó por intercambiar tiempo por ingredientes, reduciendo su margen a tan solo 40 minutos.
Durante la prueba, en una conversación con Jordi Cruz y Cristina Cifuentes, Flores reveló que sufría de una hernia discal, condición que le había acompañado desde los 21 años y que periódicamente le causaba dolor intenso. Lo que nadie esperaba era que este dolor se manifestara tan abruptamente. Instantes después de compartir esta información, el concursante colapsó, agarrándose la espalda en una muestra palpable de dolor extremo, hasta caer al suelo incapaz de mover las piernas mientras su voz denotaba un evidente pánico.
La situación llevó a los jueces y al equipo de producción a activar de inmediato el protocolo de emergencia del programa. Mientras las cámaras capturaban cada momento, los médicos asistieron a Flores en el plato, proporcionándole analgésicos y aplicándole un collarín, en un esfuerzo por estabilizar su estado antes del traslado al hospital. La rapidez en la atención médica fue crítica, según señaló un técnico de ambulancia presente, quien resaltó la importancia de actuar rápidamente en circunstancias de esta naturaleza.
El incidente generó un debate interno entre los productores sobre si continuar o no con la emisión en directo, dado el giro humano e imprevisible que había tomado el programa. Al final, se optó por seguir adelante, dejando a todos los presentes y a la audiencia con una profunda preocupación por el estado de salud de Flores.
Este incidente no solo ha puesto en perspectiva los riesgos físicos en entornos de alta presión como lo es un programa de cocina en vivo sino que también ha destacado la imprevisibilidad de los reality shows, donde cualquier cosa puede suceder en cualquier momento. La comunidad de MasterChef, junto con su audiencia, ahora espera ansiosamente noticias sobre la recuperación de Flores, deseándole una rápida vuelta tanto a la cocina como a su vida cotidiana.