Con cada nueva edición, «Gran Hermano» promete innovaciones que mantienen a la audiencia en vilo, y la vigésima temporada no ha sido la excepción. Desde el mismo comienzo, el reality show ha sorprendido tanto a participantes como a espectadores con un giro inesperado en su dinámica de juego, alejándose de las tradicionales nominaciones para sumergirse en un mundo de incertidumbre y participación activa del público.

La gala de apertura marcó el tono de esta nueva era, situando a más de la mitad de los concursantes en una zona de riesgo. Entre ellos, Íñigo y Edurne decidieron asumir un reto peculiar: vivir en una jaula. Esta decisión los aisló del resto, privándolos de las comodidades básicas y de la interacción social, convirtiéndolos en los «pájaros» de la semana y dejando su destino en manos de la audiencia.

Pero las sorpresas no terminaron ahí. Un área designada como «El Oasis» se convirtió en el centro de atención para otros cuatro concursantes: Rocío, Cristian, Noah, y Sofía. Aunque parecen estar en una posición privilegiada, se encuentran en realidad en un limbo, con la responsabilidad de salvar a uno de sus compañeros en riesgo. En esta ocasión, Jonay y, por intervención del público, Mamadou, fueron salvados de la expulsión.

En un desafío que puso a prueba su agilidad mental y concentración, seis concursantes lograron escapar de la lista de peligro, demostrando que en «Gran Hermano 20» el azar deja lugar a la habilidad y estrategia personal.

Con la participación activa de los espectadores, que usan la aplicación oficial del show para influir en el juego, se establecieron los cuatro nominados finales de esta semana: Aroa, Raúl, Lorena, y Patricia. Cada uno de ellos ha empezado a protagonizar en las tramas que se desarrollan dentro de la casa, suscitando tensiones y posibles alianzas.

Este desenlace nos demuestra que «Gran Hermano 20» ha entrado en una nueva fase donde la interacción entre concursantes y público es más estrecha que nunca. La audiencia no solo tiene voz, sino que su papel es determinante en el desarrollo del juego. En este escenario, los límites entre espectadores y participantes se difuminan, haciendo de esta temporada una de las más impredecibles y emocionantes hasta la fecha.