La tarde del 3 de noviembre se tornó en un escenario de ácidas bromas y sarcasmos en la televisión española, específicamente en el plató de «El Intermedio». La renuncia de Carlos Mazón, figura prominente del panorama político, se convirtió en el plato fuerte del día, servido con la ingeniosa sazón de El Gran Wyoming. El presentador, conocido por no dejar títere con cabeza cuando de política se trata, aprovechó la ocasión para desgranar el episodio con su particular humor. Según comenzaba su segmentación, la audiencia aplaudía entre risas la analogía de Mazón, aferrado a su cargo como «tapón a una botella», alcanzando la cifra de 369 días en su posición.
La peculiaridad de esta dimisión, anunciada pero no efectiva hasta horas después, fue el blanco perfecto para la sátira de Wyoming. La comparativa con el gato de Schrödinger sirvió para describir a Mazón en una posición de liderazgo fantasma, «presidía y no presidía a la vez», un comentario que destilaba el surrealismo de la situación.
Más allá del humor, Wyoming no se detuvo a la hora de tejer una crítica más profunda y aguda. Calificó la despedida de Mazón como el epítome de una gestión marcada por la «mentira, cobardía e indignidad política», y le describió como protagonista de un teatro político con fines poco honrosos. La supuesta intención de Mazón por seguir como diputado, buscando protección ante futuras adversidades legales, fue otro de los puntos que el presentador no dudó en subrayar.
El análisis crítico también se extendió hacia otros nombres importantes de la política nacional, como Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, quienes fueron señalados por su apoyo a Mazón durante su mandato. La gestión del sucesor, un tema ya siendo debatido en los corrillos del poder, también recibió su dosis de ironía, cuestionando la ausencia de un proceso democrático directo por parte de los valencianos.
El cierre del programa estuvo a la altura del inicio, con Wyoming pronosticando que la renuncia de Mazón solo abre la puerta a un nuevo capítulo de una «historia infame». El remate, un «busto» en honor a Mazón, simbolizó con humor negro la contribución del político a su propia caída.
En resumen, la dimisión de Carlos Mazón no solo sacudió el mundo político, sino que también ofreció material de reflexión sobre el estado actual de la política en Valencia y España. «El Intermedio», a través del lente crítico y satírico de Wyoming, puso de relieve la importancia de la vigilancia mediática y la necesidad de un análisis profundo más allá de la superficialidad de los acontecimientos políticos.

 
