En una atmósfera llena de recuerdos y carcajadas, Luis Merlo, recordado por su entrañable rol como Mauri en «Aquí no hay quien viva», compartió su historia y algunos secretos detrás de las cámaras durante su presencia en «La revuelta» el pasado 23 de septiembre. La charla, liderada por el encantador David Broncano, ofreció no solo detalles sobre su carrera actoral sino también aspectos íntimos de su vida en el espectáculo.
Merlo arrancó el encuentro rememorando cómo su inicial resistencia a ser parte de lo que se convertiría en una serie emblemática de la comedia en España. “Dije cuatro veces que no”, confesó, explicando su temor a embarcarse en un proyecto liderado por José Luis Moreno y a interpretar un personaje que inicialmente no le convencía. La anécdota del giro decisivo en el dentista, donde una llamada de Moreno le hizo replantearse la oferta como una solución a sus dificultades económicas, dibujó sonrisas entre los presentes.
La transición de «Aquí no hay quien viva» a «El Internado» marcó otro capítulo en la carrera de Merlo, revelando tensiones con su anterior productor, quien tenía otras expectativas sobre su futuro profesional. La revelación de Merlo acerca de cómo ciertos poderes intentaron obstaculizar su trayectoria tras esa decisión resaltó las complejidades de las relaciones en el mundo del entretenimiento.
Años después, el tiempo alejado de la pantalla chica llevó a Merlo a una reflexión profunda, especialmente tras un encuentro con admiradoras que cuestionaron su ausencia. Este momento fue catalizador para una nueva etapa, impulsándolo a buscar un reencuentro con los hermanos Caballero que culminó en su papel como Bruno Quiroga en «La que se avecina», marcando desde 2016 un regreso significativo en su carrera.
Hoy, Luis Merlo sigue brillando en el teatro, promocionando su obra «Un Dios salvaje», permitiéndose mirar atrás a un camino lleno de desafíos, aprendizajes y triunfos en una industria tan competitiva como la televisiva y la escénica. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión por el arte, demostrando que el destino de un actor puede tener giros inesperados pero siempre guiados por el amor a su profesión.