Firme en mis elecciones: Un viaje sin humo ni alcohol


En una velada que combinó valentía y humor, Antonia San Juan se adentró con el corazón abierto en el escenario del «Late Xou de Marc Giró» el pasado 16 de septiembre, para compartir una noticia que cambió el rumbo de su vida recientemente: su diagnóstico de cáncer de garganta. A pesar de la gravedad del tema, la actriz no cayó en el dramatismo. Su serenidad y positivismo frente a la adversidad sorprendieron gratamente a quienes la escuchaban.

Este último año, San Juan tuvo que pausar su carrera artística en varias ocasiones debido a un malestar persistente que, tras varias consultas médicas, finalmente se identificó como cáncer. Con un enfoque práctico, que siempre la ha caracterizado, explicó su situación: «Ahora tengo que vivir y hacerme los tratamientos que el médico me diga». Con su mirada puesta en el futuro, se muestra lista para enfrentar este nuevo desafío, con la esperanza de superar el proceso para marzo de 2026.

Su confianza reside no en lo espiritual, sino en la medicina y la ciencia. «La gente se agarra a Dios y yo no soy creyente. Yo me agarro a la ciencia», afirmó con determinación, marcando un camino basado en la racionalidad y la confianza en los avances científicos.

Incluso en este difícil momento, no perdió su característico sentido del humor. Relató cómo el público cambiaba su percepción hacia ella, transformando miradas cotidianas en gestos de compasión no solicitada, un reflejo de su deseo porque la vean más allá de su enfermedad.

San Juan es consciente de que su diagnóstico no es el resultado de un estilo de vida poco saludable, ya que nunca ha fumado ni bebido. Durante su conversación, remarcó la influencia de la genética en su situación, descartando cualquier insinuación de que su estilo de vida haya sido la causa.

A sus 65 años, Antonia refleja una vida de autocuidado y ahora, enfrentando esta enfermedad, sigue demostrando su fuerza y determinación. Su diagnóstico tardío, inicialmente confundido con faringitis crónica, resalta la importancia de no subestimar los síntomas y la necesidad de revisiones médicas exhaustivas.

Con una perspectiva humilde pero luchadora, concluye que su experiencia es un reflejo de una realidad más amplia, que afecta a muchas personas en el mundo. Apoyándose en la ciencia y en la voluntad de vivir plenamente, Antonia San Juan afronta esta etapa de su vida con la intención de no hacerlo sola, sino acompañada por aquellos a quienes quiere y por quienes se siente querida, creando un faro de esperanza para otros en situaciones similares.

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