En uno de los momentos más tensos de la televisión en mucho tiempo, el set del programa «¡De viernes!» fue testigo de un acalorado intercambio entre Rocío Flores y Terelu Campos, quien es una cercana amiga de la madre de Rocío, Rocío Carrasco. El encuentro estaba cargado de expectativa ante los rumores de un posible veto de Rocío hacia Terelu, quien hacía su regreso a la pantalla chica. Aunque el veto nunca se materializó, sí se presentó una clara confrontación entre ambas partes.
Rocío sorprendió a la audiencia con su declaración de que solo había estado en contacto con Terelu en tres ocasiones. Además, cuestionó abiertamente el afecto que Terelu dice tener hacia su hermano David, una movida que pareció ir más allá de un simple comentario para convertirse en un posicionamiento dentro de un largo conflicto familiar que ha capturado la atención de los medios.
Este enfrentamiento encontró eco en el programa matutino «¡Vaya fama!», donde Alejandra Rubio, hija de Terelu Campos, compartió su percepción sobre este entramado familiar. Según Alejandra, Rocío se encuentra en una posición vulnerable, siendo «una víctima en un conflicto entre padres que han terminado mal». A través de esta perspectiva, intenta trazar un camino de empatía hacia Rocío, destacando que su compasión no es despectiva, sino un intento de comprensión.
Además, Alejandra sostuvo que, al expresarse, Rocío parece influenciada únicamente por las opiniones de su padre, lo cual incide directamente en sus interacciones con quienes la rodean. Alejandra habló desde su experiencia personal, describiendo a Rocío como alguien que ha mantenido cierta distancia, una actitud que podría estar arraigada en el rencor. A pesar de esto, Alejandra recalcó la importancia que tenía para ella el vínculo con David, expresando el dolor por la pérdida de esa relación.
Cuando se le planteó la posibilidad de un acercamiento con Rocío, Alejandra fue clara al expresar su falta de interés en reconectar, interpretando el rencor manifestado por Rocío hacia su familia como un obstáculo demasiado grande para superar. En medio de este drama familiar, el camino hacia una reconciliación parece más complicado que nunca, en una historia donde las emociones complejas y las opiniones contrapuestas forman un tejido narrativo desafiante.
El escenario mediático continua enredando estas historias familiares, demostrando que las desavenencias entre parientes a menudo se convierten en espectáculo público, complicando aún más la búsqueda de soluciones o entendimientos. Este episodio más reciente en la saga familiar subraya la profundidad del rencor y la complejidad de las relaciones familiares cuando se desarrollan bajo el escrutinio público.