En una reciente aparición en el programa de televisión «El Hormiguero», Miguel Ángel Muñoz, el carismático actor recordado por su papel en la serie «Un paso adelante», compartió detalles sobre su nuevo proyecto, “Futbolísimos 2. El misterio del tesoro pirata”. No obstante, la conversación con el presentador Pablo Motos pronto dio un inesperado giro. Aprovechando un momento de franqueza por parte del actor, Motos sacó a relucir una de las manías más curiosas y menos conocidas de Muñoz: su tendencia a perder vuelos.
Esta peculiar confesión llegó después de hablar sobre su complicada relación con el alcohol, que se remonta a una traumática experiencia a los 14 años. Este momento de sinceridad despertó la curiosidad de la audiencia, quienes quedaron fascinados por la revelación de las excéntricas costumbres del actor.
Muñoz explicó con una sonrisa que su tendencia a perder aviones no es meramente accidental, sino parte de una estrategia emocionante. “Hay algo en eso de llegar sudando y entrar el último al avión que me emociona”, confesó, exponiendo su gusto por la adrenalina que le produce llegar justo a tiempo para embarcar. Esta búsqueda de emociones fuertes lo ha llevado incluso a situaciones extremas, como casi ser detenido por la Guardia Civil, aunque, se apresuró a aclarar, nunca llegó a ser esposado.
Con una anécdota, Muñoz ilustró su «adicción» al caos en los aeropuertos, revelando que si necesita volar desde Madrid sin facturar equipaje, es capaz de salir de su casa unos meros cinco minutos antes de la hora de embarque, recurriendo a medidas como dejar su coche en el parking a la carrera o incluso, dejar las llaves a un amigo bajo la rueda del vehículo.
Esta charla permitió al público ver más allá del actor, adentrándose en las curiosas y humanas peculiaridades de una persona que, pese a su éxito en la pantalla, abraza la vida con una intensidad y un sentido del humor contagiosos. En un ambiente cargado de risas y diversión, Miguel Ángel Muñoz demostró que detrás de cada figura pública, hay historias y rasgos que nos conectan, recordándonos la importancia de vivir la vida plenamente, aún si eso significa perder un vuelo.