domingo, 18 mayo 2025

Melody en Eurovisión 2025: Una Actuación Estelar que Desafía Expectativas con Puntuaciones Sorprendentemente Moderadas

En el reciente festival de Eurovisión 2025, celebrado en la capital austriaca, la representación española volvió a enfrentarse a un duro revés. Melody, la voz que llevó los colores de España este año, no pudo superar las expectativas y terminó en la penúltima posición, el 24º lugar, una marca incluso inferior a la lograda por Nebulossa el año anterior. Este resultado pone de relieve una vez más las dificultades que España enfrenta en sintonizar con las preferencias musicales del continente europeo, a pesar de que Melody ofreció una actuación cargada de pasión.

El festival de este año encontró a un ganador indiscutible en JJ, un joven austríaco de ascendencia filipina. Su canción «Wasted Love» conquistó tanto al jurado como al público, acumulando un total de 436 puntos que lo catapultaron al primer lugar, superando al competidor israelí Yuval Raphael. Esta victoria no solo celebra un logro para JJ sino que también marca un hito en la historia de Austria en Eurovisión.

La noche comenzó con esperanzas para la delegación española, ya que los primeros puntos parecían augurar un buen resultado para Melody. Sin embargo, la ilusión se desvaneció rápidamente cuando fue evidente que su tema «Esa Diva» no lograba conectar con la mayoría de los jurados y el público europeo. De los 37 países participantes, solo cinco otorgaron puntos a la representante española, destacando la ausencia de votos de países vecinos como Portugal e Italia.

El apoyo fue tan escaso que Melody solo consiguió sumar 27 puntos de los jurados profesionales, con una contribución mínima del televoto, quedando así al borde del último lugar. Este resultado subraya la desconexión entre las propuestas musicales que España ha presentado en los últimos años y las tendencias predominantes en el gusto del público europeo.

Es curioso destacar que, por segundo año consecutivo, España otorgó su máxima puntuación, los 12 puntos, a Israel, lo que plantea interrogantes sobre la estrategia y preferencias de votación españolas frente a la recepción de sus propios actos en el concurso.

Estos resultados invitan a una reflexión profunda sobre el proceso de selección y la estrategia que España utiliza para Eurovisión. Queda claro que para reconectar con el festival y su audiencia, puede ser necesario un replanteamiento en la forma de elegir a sus representantes y en la música que deciden llevar a este escenario paneuropeo.

El triunfo de JJ, por otro lado, abre nuevos horizontes para Austria, estableciendo un alto estándar para los futuros participantes y recordando la inherente imprevisibilidad de Eurovisión. El festival, una vez más, demuestra ser una plataforma donde la innovación musical y la conexión emocional con el público son claves para el éxito, dejando grandes lecciones y desafíos para España en su camino hacia la redención en futuras ediciones.

Juan García
Juan García
Especialista en contenidos para medios de comunicación. Parte de la red de blogs de ColorVivo.

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