En medio de las ondas televisivas, Cristina Tárrega se encontró recientemente en el ojo del huracán durante su aparición en el programa «Tardear», donde se revivió un rumor que ha perseguido su nombre durante años. La controversia inició cuando los presentadores mencionaron unas declaraciones de Máximo Huerta, aludiendo a una leyenda urbana que implicaría a Tárrega en prácticas poco convencionales para alejar a personas de su vida, específicamente, guardar fotos de estas en su congelador. Este rumor, que habría sido esparcido por colaboradores del programa «Sálvame», ha retomado relevancia recientemente.
Cristina Tárrega, colaboradora asidua de la tarde en Telecinco, enfrentó estas acusaciones con desagrado, dejando en claro su posición al respecto. Visiblemente afectada por la resurrección de tales afirmaciones, Tárrega negó rotundamente la existencia de semejantes prácticas en su vida. «Yo no tengo ni he tenido nunca a nadie en el congelador. Eso es una leyenda urbana», aseguró, manifestando además su disgusto por el renacimiento de tal rumor, el cual calificó como producto de la mala fe.
A pesar de la tensión del momento, Tárrega expresó su aprecio por Máximo Huerta, quien había hecho uso de la leyenda de manera jocosa en un programa de Ana Rosa, lo que inicialmente provocó su incomodidad. Reconoció que, a su parecer, las palabras de Huerta no cargaban malas intenciones; sin embargo, no desaprovechó la oportunidad para subrayar el absurdo de la situación y desmentir cualquier efectividad en el acto referido.
Cristina Tárrega no solo dirigió críticas a quienes revivieron el rumor, sino también a sus excompañeros de «Ni que fuéramos Shhh», a quienes atribuyó la creación de esta y otras falsedades. Resaltó su descontento hacia la propagación de mentiras, enfatizando que la integridad y la honestidad deberían prevalecer en dicho entorno. En un giro poco usual para ella, utilizó un lenguaje fuerte para expresar su frustración, solicitando paz y que se le permita mantener su tranquilidad.
Finalmente, Cristina Tárrega reflexionó sobre la facilidad con la cual se diseminan rumores sin fundamento en los medios de comunicación, urgiendo a un manejo más cuidadoso y respetuoso de las figuras públicas. Este episodio destaca las presiones y los retos a los que se enfrentan aquellos bajo el constante escrutinio público, remarcando la importancia de la verificación previa antes de difundir información. La experiencia vivida por Tárrega sirve como un recordatorio crítico sobre el peso de las palabras y la responsabilidad mediática.