En un desarrollo sorprendente, el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha emitido una orden poco común a su personal, instándoles a ignorar ciertos correos electrónicos provenientes de la Oficina de Gestión de Personal. La directiva, firmada por Darin S. Selnick, ha suscitado inquietudes en la capital del país. Se specula que estos mensajes podrían estar relacionados con Elon Musk, el prominente empresario conocido por su influencia y ambiciones en el sector de defensa.
El mensaje en cuestión, que tenía como tema la pregunta «¿Qué hiciste la semana pasada?», podría parecer a primera vista un simple seguimiento laboral. Sin embargo, el DoD ha dejado claro que cualquier evaluación del rendimiento del personal debe realizarse a través de sus propios canales, sin ninguna injerencia externa. Este giro ha elevado las tensiones en un marco donde la relación entre Musk y la seguridad nacional está bajo un constante escrutinio.
A pesar de que el comunicado no menciona directamente al CEO de Tesla y SpaceX, su participación en proyectos de defensa y su asociación con NASA generan preocupación dentro del Pentágono. Su control sobre la red de satélites Starlink añade otra capa de complejidad, ya que se considera que Musk posee una capacidad significativa para influir en el ámbito de la defensa desde su posición privilegiada en el sector privado.
La decisión del DoD de desestimar los correos en cuestión parece responder a un intento de la administración de Joe Biden por controlar la narrativa y salvaguardar la información crítica, en un contexto donde hay indicios de que Musk podría estar buscando influir en la política de defensa de manera encubierta. Esta situación evidencia una dinámica de poder en la que se enfrentan el gobierno y un actor privado con intereses estratégicos.
En medio de este clima de incertidumbre, la pregunta que surge es si el Pentágono está reaccionando para proteger datos sensibles o si la Casa Blanca simplemente busca restringir la considerable influencia de Musk en cuestiones de seguridad nacional. Lo evidente es que la lucha de poder entre el empresario y el gobierno de EE.UU. se intensifica, y este episodio podría ser un presagio de una confrontación más amplia en el futuro cercano.