En España, obtener el carnet de conducir se ha convertido en una odisea para muchos jóvenes debido al alto coste y la complejidad del proceso. En respuesta a esta situación, la Dirección General de Tráfico (DGT) está explorando nuevas formas de facilitar el acceso a la licencia de conducir, reduciendo los tiempos de espera que actualmente se encuentran en un punto crítico debido a la saturación del sistema de exámenes. Una de las propuestas más revolucionarias es la adopción de un modelo similar al utilizado en Estados Unidos para los exámenes de conducir, una idea que ha provocado un amplio debate entre profesionales de autoescuelas y expertos en seguridad vial.
El sistema español se enfrenta a un colapso principalmente por la escasez de examinadores y una demanda excesivamente alta, lo que ha llevado a las autoescuelas a un estado de saturación. Como resultado, los estudiantes se ven obligados a esperar meses antes de poder presentarse al examen práctico. Frente a esta problemática, la posibilidad de permitir que los futuros conductores realicen prácticas sin estar inscritos en una autoescuela, siguiendo el modelo estadounidense, donde los aspirantes pueden conducir bajo la supervisión de un tutor, generalmente algún familiar con experiencia, se vislumbra como una potencial solución.
Este cambio propuesto abre un intenso debate sobre si la implementación de un sistema de examen al estilo estadounidense contribuiría a mejorar la formación de los conductores en España, o si, por el contrario, comprometería la seguridad vial al reducir el rigor en el proceso de aprendizaje y evaluación. La discusión sobre este tema continúa, y la decisión final de la DGT podría significar una transformación significativa en cómo los españoles obtienen su carnet de conducir, con implicaciones importantes tanto para la educación vial como para la seguridad en las carreteras del país.