El espectáculo del descanso de la Super Bowl 2025 ha dejado una huella indeleble, superando las expectativas de un evento deportivo para convertirse en una plataforma de expresión cultural y crítica social. Liderado por el célebre Kendrick Lamar, el show destacó no solo por su música, sino por la profundidad de sus mensajes y la controversia que generó.
La actuación comenzó de forma sorprendente con una canción inédita, un claro indicativo de la habilidad de Lamar para hacer cada presentación inolvidable. A lo largo del espectáculo, el rapero electrizó al público con clásicos como «Humble» y «DNA», mostrando su energía y virtuosismo, pero fue la presentación de Samuel L. Jackson, quien apareció vestido como el Tío Sam, la que llevó la actuación a otro nivel. La imagen de Jackson encapsuló un comentario provocador sobre el estado actual de Estados Unidos, generando un debate intensivo en torno a la política y la identidad nacional.
Uno de los momentos más destacados fue la colaboración de Lamar con SZA en «All The Stars», que combinó en su interpretación emotividad con un potencia visual que conmocionó a los asistentes. Sin embargo, fue la interpretación de «Not Like Us» la que realmente encendió la controversia, en la que Lamar pareció lanzar ataques directos a Drake. Aunque gran parte de la letra fue censurada durante la transmisión, los asistentes y la audiencia en casa lograron captar la intencionalidad de sus palabras, dividendo opiniones entre fans y críticos sobre la idoneidad del escenario para este tipo de confrontaciones.
Agregando más tensión a la atmósfera del show, la icónica Serena Williams hizo una aparición inesperada realizando el Crip Walk, un paso de baile asociado con la pandilla Crips de Compton. Aunque este gesto es objeto de interpretación cultural en el ámbito del entretenimiento, su conexión con la violencia de pandillas ha sido motivo de controversia. Mientras algunos la apoyan como una celebración de su herencia, otros critican la elección de un símbolo tan polémico en un evento de tal magnitud.
El espectáculo no estuvo exento de incidentes imprevistos. Un espontáneo irrumpió en el escenario ondeando banderas de Palestina y Sudán, un acto que tomó por sorpresa tanto a los artistas como a la audiencia. Aunque la transmisión evitó enfocarse en el incidente, las imágenes rápidamente se viralizaron, convirtiéndose en otro punto de análisis sobre el papel del arte y la música en el discurso político contemporáneo.
En resumen, la Super Bowl 2025 se recordó no solo como un evento deportivo, sino como un potente escenario cultural donde la música, la política y la identidad se entrelazaron, desafiando la noción de qué se puede y se debe discutir en los espacios más visibles del entretenimiento.