La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha elevado la tensión política al acusar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de intentar “matarla” y “destruirla”. Durante una reciente entrevista con Ana Rosa Quintana en Telecinco, Ayuso afirmó que su teléfono móvil podría haber sido objeto de espionaje, señalando la desaparición de conversaciones de WhatsApp que mantenía con Sánchez durante la pandemia.
“Nos escribíamos por WhatsApp, pero se han borrado. No sé cómo”, dijo Ayuso, sugiriendo que el Gobierno podría estar detrás de esta acción. Sus afirmaciones han desatado un torrente de reacciones en el ámbito político y en las redes sociales, alimentando la polarización del debate.
La controversia se intensificó cuando Ayuso hizo referencia a la investigación que afecta a su pareja, Alberto González Amador. Insinuó que el Gobierno está utilizando esta situación como un “instrumento de presión” en su contra. «El aparato del Estado lo machaca por tener una relación sentimental con un político, lo más venezolano que existe», declaró, aunque no presentó evidencia concreta que sustente sus comentarios.
Ayuso no se detuvo ahí y arremetió directamente contra Sánchez, a quien calificó de “presidente incapacitado para la política”. Acusó al líder del PSOE de fomentar la confrontación y de implementar un “ataque sistemático” a sus adversarios como táctica de Gobierno. Reiterando su discurso, la presidenta madrileña expresó su convicción de que el Ejecutivo busca destruir especialmente a líderes fuertes del PP, como ella misma.
El clímax de la entrevista llegó con la afirmación de Ayuso de que Sánchez quiere “acabar con ella”. Lo que inició como un intercambio de palabras ha escalado a una acusación grave que ha causado revuelo tanto en la esfera política como en la opinión pública. Muchos analistas han reaccionado a las acusaciones de Ayuso, sugiriendo que sus declaraciones no solo pueden amplificar la tensión política sino también polarizar aún más el clima nacional.
La respuesta a sus declaraciones ha sido dividida. Mientras algunos miembros del PP defienden sus afirmaciones como un indicativo de la presión política que enfrenta, otros critican la forma en que ha manejado el asunto, aduciendo la falta de pruebas tangibles. Desde el PSOE, se han calificado las palabras de Ayuso como “irresponsables”, pidiendo que se modere su enfoque confrontacional.
La situación ha encendido el debate sobre la crispación política en España, y la continuación de este tipo de acusaciones podría tener repercusiones significativas en el escenario político del país.