En una de las arterias más dinámicas de España, un ático se ha convertido en el centro de atención gracias a su singularidad arquitectónica y conexión con la naturaleza. Ubicado en un edificio de ladrillo de añeja data, esta vivienda se erige como un símbolo de la perfecta armonía entre la tradición y la vanguardia.
El corazón de este hogar es su uso preeminente del roble, que domina los suelos con tablas de madera, aportando una calidez envolvente. Las vigas de roble, visibles en el techo, no solo optimizan la sensación de amplitud, sino que también destacan por la luz natural que aprovechan al máximo. Es el refugio perfecto ideado por sus apasionados propietarios, una pareja joven que ha sabido respetar la historia del lugar al tiempo que lo adaptan a las exigencias contemporáneas.
La iluminación es uno de los grandes aliados del diseño interior. Amplias ventanas rendidas al exterior permiten la entrada de luz solar y ofrecen vistas inigualables de la ciudad. La sala, con su acogedor sofá y estantería de madera repleta de libros selectos, constituye un retiro idóneo para el descanso y la introspección. El equilibrio entre los tonos del roble y las paredes de ladrillo visto articula una atmósfera de rusticidad urbana que resulta seductora.
En la cocina, el diseño minimalista se impone. Con una isla central que fomenta la reunión y el diálogo, los acabados de acero inoxidable destacan sobre las texturas de madera, reflejando el carácter distintivo del hogar. Aquí, cada elemento ha sido meticulosamente escogido, desde los utensilios artesanales hasta los detalles que hacen funcional el espacio sin comprometer el estilo.
El baño es un santuario privado, con acabados en cerámica y detalles en roble que invitan al relax. Una iluminación suave acentúa el ambiente, mientras que un espejo de generosas dimensiones enmarcado en madera proporciona un efecto de amplitud y elegancia.
Completa esta joya un pequeño balcón que, adornado con plantas y mobiliario de diseño, es un rincón perfecto para las puestas de sol y disfrutar de la suave brisa. Con cerámicas decorativas que celebran la cultura local, este espacio abierto se convierte en un oasis urbano que realza el encanto del lugar.
En tiempos donde lo efímero es la norma, este ático se distingue por su capacidad de maridar lo auténtico y lo perdurable. La convivencia armoniosa entre roble y ladrillo configura un hogar que es tanto un refugio como una pieza artística, testimonio vivo de que el verdadero encanto reside en mezclar lo antiguo y lo moderno, en un entorno que invita a disfrutar la cotidianidad.
